La gente que fue. Pobló las tribunas. Un espectáculo en sí mismo. La conmovedora adhesión hacia Ceibal y Salto Nuevo….pero en la tribuna. Porque en la cancha, ¿cómo suponer que ese trámite a veces fastidió, en medio de tanto desencanto técnico?

Porque fue el gobierno de las imprecisiones en los metros finales de la decisión y no por nada, el 0 a 0 como consecuencia cantada.
Salto Nuevo, el del plan táctico superior en el primer tiempo y la causa abierta y a su favor: presión bien arriba, para que Ceibal fuera admitiendo la complicación.
Pero además desembarcando en el área enemiga, hasta alguna señal superior de Salto Nuevo. En el tiro libre de Antonio Gómez, en una aparición de Robert Rodríguez, hasta que Ceibal produjo dos situaciones con pelota quieta.
Primero Fabio Rondán y después Franco González, en este último caso, para que Diego Sebastián Arzaguet respondiese desde el mágico vuelo.
Pero ya en el primer tiempo, al partido le faltó caudal ofensivo. Y más a Ceibal, que debe haber jugado su partido de más flaco contenido. Cuesta reconocer que en 90′ de juego, Braian Rodríguez solo dispuso de una chance y esa pelota que se desvió ya en el segundo tiempo, cuando dispuso de espacio a favor.
La ausencia de Agustín Suárez, las repeticiones a la hora de salir tentando alguna vía de construcción, en medio del Salto Nuevo vocacionalmente solidario, para quedarse con pelotas divididas. A Ceibal siempre le costó producir control territorial. No lo tuvo.
LA CAÍDA VERTICAL
Porque en definitiva, si el primer tiempo fue reguero de ideas cuarteadas, el segundo acentuó los males, porque la lentitud de movimientos no faltó. El talento en prisión, las variantes que no ejecutaron soluciones, porque sobre todo en el caso de Ceibal, la cuestión central fue la estructura sin solidez.
Haciendo agua en la parcela de volantes, más allá de todo el generoso sentir y querer del «Chipo» Menoni. Con Fabio Rondán y Braian Rodríguez en la lejanía de sus ahogadas pretensiones ofensivas, mientras Enzo Suárez fue notable líder en la trinchera de Salto Nuevo.
Fue el mejor por regularidad y llegó siempre antes que Braian Rodríguez. Misión cumplida, ante el Ceibal de la duda abierta, con la pelota o sin ella.
Recién en los 32′ de la recta final, cuando el ingresado Ferreira, manda un combazo al palo derecho de Arzaguet y en los 35′ esa chance que Braian mal resuelve, entrándole con imperfección a la pelota. Todo en medio del rústico segundo tiempo, con camisetas sudadas, pero con cuestiones tácticas, agobiadas de tanto no se puede. Y no pudieron.
A Ceibal, Ferro le descontó dos puntos. «Joselo» García no se fue «viento en popa».
Al contrario, dejó la señal de la bronca. A Salto Nuevo no le vino tan mal el empate.
¿Pero fue un negocio el empate? ¿El empate suma o resta? Pero en este caso el negocio…¿de quién?
Mientras el partido terminó consumido por la propìa desventura. Acaso la más gris desventura: la de no ser. Y no fue.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-