El mayor de todos los misterios es el hombre”

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¡Qué misterio!

-Sócrates-

Liliana Castro Automóviles

Pensábamos en estos días en aquel robo de casi 200.000 pesos y computadoras y celulares, no en una casa, en la Jefatura de Policía de Salto, no en un depósito, en una de las salas del área de Investigaciones adonde solo ingresan contadas personas. Fue en novimbre de 2018. Esas computadoras y celulares habían sido incautados, tenían muy valiosa información. Pero… poco o nada se supo ni se sabe, continúa el hermetismo y ya pasaron cuatro años. Para Salto: una vergüenza.

Pero resulta que ahora nos enteramos que en Montevideo, en la refinería de La Teja, se robaron $.3.500.000…¿Y? Como en la Jefatura de Policía de Salto, ¿va a quedar por eso nomás. “Se está trabajando”, nos dicen, como siempre nos dicen, “se está trabajando”…

Muchas cosas me deja pensando todo esto. Por ejemplo ¿qué hay detrás de maniobras tan audaces, de estos robos inexplicables (no encuentro otro calificativo)? Ya analizando otros aspectos más específicos, pienso por ejemplo qué deficiencia que hay en la seguridad en general en esta refinería, donde había ese montón de dinero en efectivo, en la tesorería, como quien tiene 100 pesos arriba del aparador del living…

Según la información que hemos podido leer y ecsuchar (sobre todo en medios capitalinos), dos hombres vestidos como funcionarios ingresaron a la refinería por un sector no habitual de ingreso de los funcionarios, “que es la que tiene mayor vigilancia”, se dirigieron a la tesorería donde, redujeron a una funcionaria, la golpearon y ataron, y hasta le hicieron ingerir una sustancia que la adormeció.

Por otra parte se ha informado que Ancap había reclamado el viernes 18 (recordemos que el robo fue el lunes 21) que 18 de las 60 cámaras de vigilancia no estaban funcionando o grabando en tiempo real, es decir que las filmaciones no llegaban al centro de monitoreo. Sin embargo, desde la empresa encargada del sistema de seguridad dijeron que ellos recibieron el reclamo y el mismo viernes en la mañana concurrieron a Ancap. ¿Cómo entonces? Qué cosa rara. No se entiende nada.

Por otro lado, cuando los medios de prensa consultaron al presidente de Ancap , Alejandro Stipanicic, justificó que se tuviera en la tesorería esa cantidad de dinero (reitero: tres millones y medio de pesos) diciendo que: “Estamos dentro de una refinería de petróleo, que tiene repuestos y contrataciones que son muy caras, bastante más caras que la normalidad de las operaciones en cualquier empresa de plaza, entonces tener ese monto de dinero en un fondo fijo, no debería llamar la atención porque cualquier incidente en el cual haya que comprar tres o cuatro equipos, hasta seguramente pueda superar ese monto”.

Primero, ¿en qué cabeza cabe dejar esa millonada de plata en un lugar donde habitualmente no entra ningún funcionario, salvo -como ocurrió- personas    vestidas de funcionarios que fueron quienes entraron a robar? ¿Nadie se dio cuenta que había entrado gente donde habitualmente no entra gente? ¿Nadie estaba trabajando ahí?

Pero razonemos otra cosa. ¿Se puede justificar el hecho de tener tanto dinero así, en efectivo, en billetes, cuando hoy se realizan transferencias bancarias desde cualquier oficina, y hasta desde cualquier hogar, en tiempo real? Una empresa de las dimensiones de Ancap (no estamos hablando de un almacén de barrio, ni de un supermercado, ni de una estación de servicio siquiera), estamos hablando de un cliente importantísimo para cualquier entidad bancaria, pero además -imagino yo- con garantías más que suficientes; porque supongo que cuando realiza compras locales o en el exterior, tal como sostiene el señor Stipanicic, estas compras son por montos millonarios y hasta habituales. Cuando van a comprar un equipo o un repuesto de esos millonarios que dice el presidente de Ancap, ¿saca plata de un cajón del escritorio y paga?    Permítannos decir que, al menos, resulta poco creíble.

Si no fuera un caso tan grave, si no fuera plata de nosotros, de todo el pueblo, hasta gracioso sería imaginarse a un funcionario de Ancap, o a un proveedor trasladándose con portafolios, con cajas, on cerpetas… llenos de dinero en efectivo de un lugar a otro. Parece hasta absurdo. Es más, el propio Stipanicic dijo que “…la zona de tesorería no es un lugar con movimiento de público, no es una caja donde clientes paguen a Ancap o Ancap pague a proveedores”. Pero…¿y no dijo que ese fondo era necesario por cualquier compra de urgencia…? ¿Por qué no está en un banco un caudal tan importante de dinero? Cuántas preguntas, ¿no?

Realmente no se entiende entonces por qué esa plata estaba ahí, en el momento justo que llegan los ladrones haciendose pasar por funcionarios, y justo en ese día y a esa hora en que se daban todas otras condiciones que los favorecían…

Acá, evidentemente hay una falla enorme en la seguridad, ¿estamos de acuerdo? Bien, fallas en la seguridad que ya quedaron en evidencia cuando hace un tiempo, allí mismo, nadie vio que integrantes de la federación de funcionarios de Ancap (Fancap) colgaron un cartel a favor de derogar la ley de urgente consideración (LUC), ¿se acuerda?. O cuando, en otra ocasión, nadie vio que alguien desde afuera arrojaba bengalas en dirección a las garrafas que estaban allí en el predio.

¿En serio no hay en    la refinería (teniendo ahí millones de pesos, además de otros valores por supuesto) camáras de seguridad de las mejores?, ¿no hay personal especializado en seguridad, rondas nocturnas, etc….?

El hecho de que personas con vestimenta “similar” a la de funcionarios, ingresen por un lugar “no habitual” y además luego se retiren sin que nadie advierta nada, “hasta que unos funcionarios vieron por una ventana a la funcionaria de tesorería atada y desmayada en el piso de una oficina”, para mí, sinceramente, es algo absurdo e inadmisible.

Confío en que se esté realizando una investigación exhaustiva, para en cierto modo dar la necesaria tranquilidad al propio barrio de esa refinería, pero principalmente a la ciudadanía toda, para que una cosa igual no se repita y para que los ciudadanos podamos estar tranquilos que los bienes públicos están a buen resguardo. Porque si no, ¿qué confianza podemos tener cuando dejamos nuestra plata en una cooperativa, en un banco, en una caja fuerte de repente de un lugar de trabajo cualquiera?

Confieso algo: sinceramente a veces me siento que soy tan ingenuo… Porque confío que tengo plata en mi cuenta en el banco, pero dos por tres aparece alguien estafado a quien le vaciaron la cuenta; confío en que nuestra Policía trabaja bien previniendo y aclarando delitos, pero a ellos mismos les roban de adentro de investigaciones… ¿Hasta cuándo podemos seguir confiando? ¿Y qué hay detrás de todo esto? Porque no me van a decir que los que entraron en Ancap son muchachos como los que a veces pasan por mi casa con intenciones de robar una maceta, un portón de hierro o una garrafa. Acá estamos hablando de otra cosa, ¿me entiende? Acá estamos hablando de otro nivel, ¿me entiende?

Yo quiero que esto se aclare rápido, porque si no, voy a decir como el humorista Eduardo D´ Ángelo: “¿Usted no sospecharía?”

Usted, estimado lector, como yo, tenemos derecho a exigir que esto se aclare. Esperemos que así sea y sea pronto, y hasta confío en que se va a aclarar prontamente. Pero…Capaz que sigo siendo ingenuo, porque si hasta de adentro de la Jefatura de Policía de Salto han robado y aún no se aclaró…

contratapa por: Jorge Pignataro

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