La verdad es una: papelón y pico, a partir de lo que debiera representar una final.
Porque en este caso, más allá de Nacional y Rentistas, la saludable extensión de ese querer pro-fútbol a nivel país. Por lo tanto, fue consumida por el todo y no como pretensión parcelada. Solo de algunos.
Lo sucedido con Nacional y Rentistas replantea una cuestión de base: si el fútbol es el desarrollo de un partido que se prolonga durante 90 minutos, o es capaz DE ADQUIRIR LA CONDICIÓN DEL ESPECTÁCULO. Y el espectáculo también surge en función de LA CALIDAD DE LOS EXPOSITORES.
Razón de propuesta, de contenido, donde la estética se asocie al repertorio.
A esta altura de los tiempos, es cosa real que a muchos no solo les trasciende EL GANAR COMO CONSECUENCIA, sino cómo se gana. A partir de CUÁL ES EL CAMINO ADOPTADO.
Cuando a nivel del fútbol salteño se admite una pérdida invalorable de clientela, es porque también el nivel en la acción se ha vuelto decadente en tantos casos y por lo tanto no se contempla el paladar de quien más o menos apuesta al afán de la exigencia.
En el caso de todo lo que el país vio y que en Salto también, Nacional y Rentistas fue la síntesis del fútbol burlado.
Nacional llegó cinco veces en 90 minutos y convirtió tres goles, mientras los rojos del Cerrito de la Victoria, solo una posibilidad concreta a partir de un remate libre.
El fútbol también burlado por la jerarquía normalmente inexistente.
El fútbol también burlado porque uno ofreció lo básico y el restante, se transformó en una ingrata deformación desde lo conceptual a lo táctico, más esa llaneza física y la rebeldía sepultada.
Al fin de cuentas, tanto sueño vuelto pesadilla.
No por el resultado en particular, sino por ese todo que es sumatoria del fútbol, si es que se lo pretende redimir. Y no hundirlo y exponerlo en la vidriera de lo irreproducible, con más pena sembrada…que gloria alcanzada.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
