El costo de los legisladores y otros cargos de confianza y a veces ni siquiera de esto para el país, es incalculable. Atrás y muy olvidada ha quedado la época en que los líderes políticos (algunos) ponían dinero de su propio peculio para el erario público.
No es nuestra costumbre nombrar a alguien en particular, pero nobleza obliga porque lo recordamos nítidamente, a Juan C. Rocca, que según todos los comentarios, no pocas veces terminó poniendo de su propio bolsillo para los gastos de la comuna que gobernaba.
Para tener idea de lo que hablamos digamos que el presidente de la República gana hoy, casi 900.000 pesos al mes, el vicepresidente del cuerpo legislativo (preside el o la vicepresidente de la República), gana 336.208 pesos, pero además tiene mensualmente 134.729 pesos de Gastos de Representación, lo que eleva el sueldo mensual de un senador a 470.937 pesos.
Pero además cada senador tiene un secretario y cada bancada (4 parlamentarios un prosecretario del Partido político al que representa) y otras prebendas, como partidas para prensa, celulares gratuitos hasta los 4.000 pesos y “ainda mais”.
En diputados la cosa “es muy diferente”, gana “solo” 247.403, pero los gastos de representación son solo de 41.605 pesos. Esto totaliza “apenas” 289.000 pesos.
Ahora bien, teniendo en cuenta que la duración en el cargo es de cinco años (5 años) y tiene además un tiempo supuestamente para reponer sus labores privadas (¿?) si no nos equivocamos de dos años, saque cuentas, amigo lector. El sueldo mínimo en este país no llega aún a los 20 mil pesos.
Esto sin tener en cuenta los denominados “asesore”, los cargos de confianza y otros a los que lamentablemente en nuestros días es más frecuente que se llegue por militancia política y no por capacidad en el tema que habrá de gestionar.
No es de otro país, es lo que gana un diputado uruguayo (un senador gana un poco más) de cualquier partido y que sepamos nadie ha renunciado. Otra cosa es lo que hace luego con este dinero y cuanto en realidad le queda a cada uno y esto, les invito a averiguarlo. Pero no se sorprenda si cuando lo intenta se encuentra con que lo miran mal y poco a poco lo van dejando de lado.
Cuando se manifiesta que el sistema y la democracia uruguaya nos tiene orgullosos, hay que saber y conocer también esto, porque no es precisamente para movernos a orgullo,
A.R.D.
El costo que nadie revela
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