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miércoles, 30 de abril de 2025
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“El cementerio universal de los vivos”, aquella primera novela de Jorge Menoni

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Diario EL PUEBLO digital
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En unos días se cumplirán 6 meses de la muerte del escritor salteño Jorge Menoni (1950-2022), ocurrida en Ámsterdam, donde vivía desde hacía más de 40 años. Publicó varias novelas, pero recordamos hoy la primera (aunque antes había desechado una titulada El viento de las brujas); nos referimos a “El cementerio universal de los vivos”, hermoso título de una muy buena e inicial novela editada aquí en Salto, en 1991, por Editorial Sarandí, de Diario EL PUEBLO, aunque Jorge ya vivía en Holanda.
Y, como es habitual en esta página de lunes, damos lugar a la creación literaria en sí, despojada de todo análisis, comentario o interpretación. Esta es la Primera Parte de “El cementerio universal de los vivos”. Que la disfruten:

1
“Al atardecer del día quinto de la luna de Barrio Pedro los muertos nos condujeron a Querubín y a mí, hasta la anciana caverna (que años más tarde llamaríamos «El Cementerio Universal de los Vivos»).

Las paredes de la cueva estaban completamente desnudas.

El agua de un incipiente manantial, brotaba de un ángulo abovedado de luz, formando el reverso de un espejo, ubicado de tal manera, que ocultaba el interior y resaltaba los colores de la lejanía.

Algo que no podíamos precisar nos hizo detener en nuestra aventurada incursión.

Más que la oscuridad, fue ese olor a «TIEMPO»…

Convertidos los cuadernos de notas en precarias antorchas, pudimos vislumbrar apenas, el enorme ojo cóncavo que emergía del polvo.

…Casi no hablábamos.

Era como si nuestra intuición careciera de valor descriptivo.

  • Mis pensamientos son por sí solos una conciencia -dije- me siento sobrevenir de un largo recuerdo, una eternidad de imágenes.
  • Solo la imaginación es un catalizador de vida – más que responderme, pensaba en voz alta Querubín.

Agotadas las posibilidades de iluminación, retrocedimos lentamente.

En ese preciso instante comprendimos que esa ermita de asombro formaba parte de lo pasado y perdido de nuestros sueños.


Afuera escuchamos gritos y risas.

Bordeando la colina vimos aparecer a Issa, Mar y Mon. Pasamos el resto del día deambulando por callejones estrechos, hasta detenernos en aquel pequeño cementerio blanco de memorias muertas

Al anochecer, regresamos a la casa. Mar agregó unas ramas al fuego y nos tendimos agotados en el suelo. Por los rincones entraba el helado viento de la montaña.

El destino nos había convocado allí…

Fue Issa, quien propuso el juego de la verdad, (que ya no abandonaríamos hasta pasados cuatro días). Todos juramos, el rito había comenzado.

En todo momento presenciamos la deserción de barreras entre felicidad y muerte.


La serena belleza de algunos olvidados acordes nos acercaba a una primitiva plenitud musical.


Fue Isa también, quien formuló la primera pregunta. Mon -dijo- cuéntanos algo. Desterrado el miedo, el frío, las horas, comenzó a hablar.

  • De todos los caminos emprendí mi viaje por todos, pero uno fue el más relevante y difícil: vivir…. Capricornio me otorgó el don de la búsqueda, Saturno templó mis alas. (Aún zozobro en el umbral de mis límites).

Hace mucho que persigo el sol y presagio el altar de la creación.

Durante siete años confinaron mis ojos en muros circulares. Fue un tiempo en que las flores sembraban de pasiones las calles.
El mundo era nuestro borrador, donde soñábamos rosas imposibles. La primavera estallaba abarcando el dominio de las formas más simples del peligro, hasta las más sublimes del amor.

Cantábamos una felicidad más profunda que la existencia. Entre tanto, nuestras manos fuertemente entrelazadas, disfrutaban un todo instintivo de incertidumbre.

Por el hueco de la ventana, las siluetas de la noche se hundían en el cielo.


El fuego se había despertado al amanecer. Por los patios interiores, adormecidos, nuestros rostros se perdían en miradas acariciantes.

Las velas robadas en alguna capilla, se consumían sin malicia.

  • Tienen en los ojos algo que sabe a misterio -dijo Querubín.

Afuera, se estaba poblando de mariposas”.

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