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miércoles, 12 de marzo de 2025
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No se debe escupir para arriba

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Liliana Castro Automóviles
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El fragor de la lucha electoral nos lleva frecuentemente a caminos errados, lamentables que a la larga generan más daño que beneficios.
Por esto días hemos oído duras críticas al viaje de una de las fórmulas electorales (Mujica – Astori) al Brasil, acusándola de “torcer” la balanza de la predilección del país hacia el país del Norte.
Antes habíamos escuchado similares acusaciones hacia el lado opuesto, o sea haciendo asunto de la “predilección” hacia Néstor Kirchner en Argentina. No fue lo mismo cuando dicha fórmula viajó a los Estados Unidos.
Más atrás en el tiempo, recordarán nuestros lectores que se acusó, desde tiendas opuestas, a otros líderes políticos de tener predilección por los Estados Unidos u otras fuerzas en el plano internacional.
Esto se explica porque hay una razón de fondo, nuestro diminuto país, depende de la integración regional o internacional, pero depende de esos mercados para funcionar  en forma medianamente aceptable.
Hacer cuestión de estos esfuerzos por abrir puertas, es a nuestro entender el peor error que puede cometer cualquier aspirante a la presidencia, sea la puerta que sea, es difícil que un gobierno uruguayo en su momento no tenga que recurrir a las puertas de un gobierno de país vecino inmediato o más lejano, y si de antemano se ha “apedreado  el rancho” de esa puerta, es difícil que allí encuentre una mano.
Por eso resulta aconsejable “no escupir para arriba”, como dice el paisano.
Obviamente que en estos esfuerzos no se debe comprometer, ni mucho menos hipotecar ningún interés de la nación, por mejor beneficio que se obtenga, pero sí hacer el máximo esfuerzo posible por armonizar intereses.
Este esfuerzo está incluso por encima de las ideas políticas, tanto es así que dentro de los propios partidos políticos hay posiciones diferentes en cuanto a los Tratados de Libre Comercio (TLC) y en el fondo, entendemos que no se trata tanto de “bendecir”  o condenar estos tratados de antemano, porque sin lugar a dudas que depende de los términos que en ellos se negocien.
Luego, cualquier régimen democrático del mundo puede negociar con similares, aún cuando sus ideas políticas sean diametralmente opuestas.
Uruguay, un país más de treinta veces más chico que Argentina, en cuanto a población y también bastante más reducido en cuanto a territorio y ni qué hablar con respecto al gigante del Norte, no puede darse el lujo de mantener una mala relación con sus vecinos más próximos.
Es por eso que si bien el MERCOSUR puede y debe ser la máxima prioridad, no significa que sea excluyente, mucho menos cuando se trata de determinar condiciones justas y equitativas al porte de las naciones integrantes, aspecto sin alcanzar hasta el día de hoy

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