Edición Año XVII N° 864

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FANGO. Se han conocido en el correr de la historia política occidental unos cuantos escándalos que han hundido a algunos pretendientes en la carrera política, pero también de otros que han salido inmunes de situaciones similares. En estos últimos casos, parece ser que la forma de comunicar ha sido esencial en el salvataje del candidato, y recordar la situación que vivió el Presidente Bill Clinton hoy puede tener una doble lectura.

De todas formas, enfrentar una campaña de enchastre sobre una figura política donde las redes “antisociales”, como las define el amigo Modesto Juan, tienen su particular protagonismo, se vuelve una tarea hercúlea para quien deba llevarla adelante. Y aquí no entramos a tomar postura si fulano es inocente o culpable, porque eso deberíamos dejarlo en la esfera privada de quienes son actores de un drama particular. Pero como bien escribió la amiga Kake, estamos perdiendo de vista a una particular víctima que surge de esta situación, la mujer, quien termina siendo un vehículo del macho en una cosificación de la persona que se vuelve asquerosa en un furibundo ataque pensado con total premeditación.


FONDO. Repito que no he de expedirme sobre el tema de fondo sobre lo que ha tomado trascendencia pública la semana pasada porque entiendo que no corresponde decir nada.

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Lo otro, tiene que ver con lo que se denuncia desde el entorno cercano al candidato político y que ahora tiene una participación judicial a través de la denuncia presentada. Pero ese entorno refiere a que detrás del hombre despechado habría un grupo de personas que estaría tratando de sacar algún tipo de ventaja político electoral de esta desagradable situación. Según ha sostenido públicamente el abogado del candidato denunciante, se tendría la convicción de esto, por lo que se solicita al fiscal que investigue en el sentido de haberse constituido una “asociación para delinquir”, siendo el delito denunciado la “difamación e injuria” del candidato.

Quien acusa al candidato de haberse metido en su casa con fines non sanctos, ha confirmado en varios audios que se viralizaron que ha estado en contacto con otros candidatos políticos que ya tendrían los famosos videos que aún no se han hecho público y donde podría verse la situación que se denuncia. Quizás por ahí, quizás no, pero la fiscalía si decide meterse en este berenjenal, tiene bastante tela para cortar en la búsqueda de una supuesta asociación para delinquir que habría potenciado de alguna manera lo que se denuncia.

En verdad, esperemos que ese tema no pueda probarse porque hablaría muy mal de algunos políticos que deciden irse al fango con tal de hundir a un posible adversario político en lugar de tratar de ganarle por mérito propio.

Por otro lado, en los mismos audios esta persona ha confesado que ha modificado los videos porque en los originales no se veía con nitidez lo que luego de los cambios realizados, se vería con claridad la escena en cuestión. Cualquier abogado con dos dedos de frente puede tirar abajo esa posible prueba acusando de adulteración de la prueba, incluso de haber inventado la situación a través de inteligencia artificial.

Como sea, y como escribimos ayer en nuestra columna dominical, esto recién comienza, y seguramente hayan más capítulos de esta nueva novela.

Hasta la semana que viene… y tilo pa’la barra!

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