Se nos ha consultado porqué nuestros resquemores ante la habilitación de los allanamientos nocturnos, posibilidad que abre la Ley de Urgente Consideración (LUC) y trataremos de explicarlo en estas líneas.
En primer lugar, no nos oponemos a la habilitación de los allanamientos nocturnos, en el entendido que cuando hablamos de la necesidad de “asggiornar” las leyes para combatir con mayor eficiencia al narcotráfico, incluimos la necesidad de allanar en horas nocturnas.
No en el entendido de que sea imprescindible, ni mucho menos creyendo que el tema se arregla con mayor represión y penas más severas, sino porque entendemos que la modalidad que usan los narcotraficantes en estos momentos requiere de nuevas potestades para quienes son los encargados de luchar contra el delito.
A lo que nos oponemos tajantemente es a la falta de controles o a la falta del establecimiento de un sistema de control y fiscalización invulnerable.
No olvidemos que durante los largos doce años de dictadura que soportó el país, si no nos equivocamos regía la exigencia constitucional de que los allanamientos nocturnos eras ilegales. La dictadura de entonces respetó la exigencia porque la mayoría de los allanamientos al menos, se hicieron a la luz del día y vaya si se cometieron tropelías, si hubo errores y violaciones a los derechos humanos en ese período.
Se nos recrimina el hecho de pensar en que sucedería si regresaran tiempos dictatoriales, porque no se puede legislar suponiendo esto. Es verdad, pero admitimos aquello de que el “quemado con leche…”
Por otra parte los exitosos golpes contra el delito que se han dado en los últimos días, incluyendo numerosos allanamientos fueron de día, en cuanto aún no está en vigencia el permiso para los allanamientos nocturnos.
Todo esto reafirma nuestra convicción de que los allanamientos nocturnos no habrán de variar mucho la situación actual.
Lo que nos produce escozor es imaginarnos un gobierno “duro” con determinaciones dictatoriales y con una Policía autorizada a allanar durante la noche. Nos produce escozor porque las “equivocaciones” o errores que se produzcan, quedará sin control alguno, como si fueran autorizados a cometer estos errores, sin que a nadie interese.
Estos excesos son los que no pueden cometerse sin quedar inmunes. A nuestro entender debe de haber organismos y autoridades con suficientes atribuciones como para controlar a los controladores.
En caso contrario, seguramente lamentaríamos abiertamente habilitar estas posibilidades.
A.R.D.
