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Más de 4.500 participantes le dieron marco a la edición número 49 de la San Fernando, corrida el pasado sábado entre Punta del Este y Maldonado. El entorno, la suma de turistas, colmado el balneario esteño. Razones a favor de ese mágico entorno puntual. Salteños que no faltaron.
Respuesta desde lo personal, en pro de una búsqueda con dignidad incluída. Para el Esc. LUIS ALBERTO AVELLANAL, dos palabras se conjugan a manera de síntesis: «deber cumplido»
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«En lo personal, por demás satisfecho. De los años que tengo, hasta donde puedo hacer el esfuerzo, he seguido al pie de la letra las sugerencias médicas y el físico respondió de forma notable. Un tiempo acorde al esfuerzo, en una competencia. que fue dominada por los argentinos en casi todas las categorías. En la nuestra ocuparon los primeros cuatro lugares, mientras que diez uruguayos entramos entre los 10, siempre hablando de la categoría Master E. Otra experiencia que resultó inolvidable.
Que me costó un esfuerzo en la preparación y que hubo privaciones….¡sin dudas!, pero era la forma de poder correrla y sin apremios físicos, más allá del cansancio normal que genera una corrida como la San Fernando»
UN TODO DESDE LA PERFECCIÓN
Se trató de la prueba inaugural en el calendario de maratones. La San Fernando sabe de una historia relevante, sobre todo por la proyección regional y continental que no le falta.
El Esc. Luis Avellanal, enfoca cuestiones que hacen a ese entorno tan peculiar y sobre todo, el mecanismo de organización que distingue a la prueba.
«Una organización que surge de la Comisión de Deportes de la Intendencia de Maldonado, el nivel general que ofrece Punta del Este, el preciso lugar de hidratación, la entrega previa de camisetas y chips, las carpas médicas de atención al final, con oxígeno y tomas de presión, gente acalambrada que necesitó asistencia. Pero todo a la perfección. Hasta me recordó el nivel de aquellas competencias de Madrid y París, cuando tuve la posibilidad de competir en ambas. Mientras que a nivel de familia y de los amigos, se me pregunta ahora si esta fue la última. Yo digo que no sé. Dios y mi cuerpo tienen la última palabra: ellos dirán»