Opina Esc. Luis A. Avellanal

Al igual que nosotros, nació y se crió civil y políticamente en el Litoral Norte Uruguayo, y por eso valoramos como coterráneo litoraleño a un año de su fallecimiento, sus inicios en política, conscientes que no es fácil desde el Interior llegar al Sur y triunfar en la vida política, como lo hizo Jorge, un político que llegó por sus valores, triunfó por sus principios, con temple, convicción, conocimiento, personalidad y ascendencia.
En ese período 1990-1995, cuando era Intendente de Paysandú y quien suscribe Jefe de Policía de Salto, infinidad de asuntos y circunstancias nos llevaron a un estrecho relacionamiento de sus funciones.
Jorge Wilsonista y el suscrito Herrerista y Lacallista, pero con un fin común que fue el del servicio público, el país y el partido.
Duele pensar que un imprescindible, como lo era, no está más en la trinchera del gobierno, extrañamos su arrojo personal, su fe inquebrantable para asumir las responsabilidades de gobierno y partidarias con la prestancia y el equilibrio que las realizaba.
La vida y la muerte de Jorge, dejaron para las generaciones sucesivas, un ejemplo y una lección inextinguible y esa es la más pura justificación de nuestro recuerdo y reconocimiento.
Más que líder de uno de los sectores nacionalistas, fue una de las auténticas notabilidades cívicas, intelectuales y morales de la República , excelente intendente , brillante legislador, prometedor ejecutivo en el cargo que desempeñaba , sin duda ocupará un lugar de privilegio entre los ciudadanos más representativos de su tiempo.
Radiante de sinceridad, paladín del trabajo, fue un nacionalista y republicano íntegro, se fue repentinamente, cuando mucho podía esperarse de su acción cívica y política.