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lunes, abril 21, 2025
EL PUEBLO
Columnas De Opinión

Diego Olivera, Senador suplente del Frente Amplio

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Puede haber en algunas personas vinculadas a la izquierda una cierta ansiedad por pisar el acelerador”

En el marco de la campaña electoral y de la presentación de las “prioridades para gobernar Salto” del candidato a Intendente Ramón Fonticiella, llegó hasta nuestra ciudad Diego Olivera, Licenciado en Trabajo Social y Magister en Políticas Públicas, que fuera designado como Secretario General de la Junta Nacional de Drogas (2016-2020), Presidente del Instituto de Regulación y Control del Cannabis (2017-2020), coordinador del Programa Jóvenes en Red del gobierno nacional, entre otros cargos que ocupó. En el período pasado fue Senador suplente de la República, cargo que repite en este período. Hoy además es panelista del programa televisivo “Esta boca es mía” de canal 12 de Montevideo. Con él dialogó EL PUEBLO en visita a nuestra redacción.

– ¿Cómo ha sido tener cargos de responsabilidad gubernamental, pero que sin embargo la gente lo reconozca por un programa de televisión?

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– Pasa que la comunicación en política es un componente muy importante, y la televisión sigue teniendo una pujanza quizás más segmentada, no es tan universal como lo fue en otro momento, porque ahora está todo el mundo del streaming que gana mucha fuerza entre los jóvenes, pero “Esta boca es mía” tiene un posicionamiento como programa de debate de los temas del día. El hecho de estar de lunes a viernes hace que mucha gente prefiera informarse a través de ese mecanismo de debate, que muchas veces es intenso, y efectivamente, el estar ahí te da una proyección incluso nacional porque es un programa muy visto en el interior, y permite hacerte más conocido.

– Su trabajo dentro del anterior gobierno del Frente Amplio estuvo en áreas como la droga y la juventud, ¿cómo ve hoy la situación de la juventud y el avance de la droga?

– Lo que tenemos en Uruguay, y ya hace mucho tiempo, es algún fenómeno invisible o normalizado vinculado al consumo de alcohol. En Uruguay se consume mucho alcohol en edades muy tempranas, y en general, no se considera que eso sea un problema, se toma como parte de ciertos ritos o ritualidades que hacen al empezar a salir de noche, tener los cumpleaños de 15. En ese momento el alcohol aparece y en general las familias lo aceptan sin mucho drama. Obviamente que si hay una borrachera o una situación crítica, se puede tomar con otro nivel de preocupación. El alcohol desde el punto de vista de la salud, es una droga con fuertes impactos, en particular durante la adolescencia, lo que es el desarrollo del cerebro y de los procesos cognitivos. Entonces, ahí tenemos un foco de un tiempo a esta parte en combinación con las bebidas energizantes que se han posicionado. Es decir, hay un segmento de mercado muy fuerte de bebidas energizantes que lo que hacen es compensar el efecto de depresión del sistema nervioso central que tiene el alcohol, la bebida energizante levanta generando que los gurises consuman durante más horas, y lleguen a situaciones que necesitan hospitalización.

Luego, por supuesto que hay otros focos de preocupación, sobre todo cuando se combinan con situaciones de cierta conflictividad familiar o emocional que no se resuelve bien. Por ejemplo, y esta es otra droga legal que preocupa mucho, que es el uso abusivo de los psicofármacos, en particular en los intentos de suicidio, que es un tema bien sensible en Uruguay. Así que ahí tenemos materias pendientes en una sociedad que está cambiando demográficamente, donde nacen muchas menos personas, pero donde no siempre estamos desarrollando las mejores capacidades de cuidado.

– Al retorno de su viaje a Panamá, el Presidente Orsi fue abordado por la prensa donde se lo consultó por cierto nerviosismo que existiría en la interna del gobierno por haber pasado el primer mes sin hacer anuncios importantes, ¿hay tensión en la interna del Frente Amplio reclamando acciones al gobierno?

– No diría que hay una tensión, lo que puede haber en algunas personas vinculadas a la izquierda es una cierta ansiedad por pisar el acelerador. Lo que Yamandú explica, con mucha razón, es que instalar un gobierno no es de la noche a la mañana, porque se habla del 1° de marzo, que es cuando se instala el gabinete, pero luego hay que poner en rodaje a los equipos. Muchos organismos como la educación y la salud dependen de venias que se dieron hace 10 días los presidentes y hace horas los vicepresidentes. Entonces, hay que tener un poco más de paciencia, hay que dejar trabajar a las compañeras y a los compañeros que están en los cargos. Es interesante lo que dice Yamandú, hacer uso de la comunicación cuando realmente se esté transformando la realidad y no en lo que puede haber sido en el gobierno pasado, una cuestión de anunciar situaciones que en definitiva no le cambia la vida a la gente. En un extremo, recuerdo que en el gobierno pasado se cortó una cinta para unos aires acondicionados que se instalaron en el parque de vacaciones de ASSE o la entrega de unos conos para la policía de tránsito. Claro, quizás ese ritmo de anuncios “pour la galerie” deja instalada una lógica comunicacional que no está buena y que Yamandú pretende cambiar, y me parece bien que se cambie.

– Hablando de la política de comunicación del gobierno, la oposición se queja sobre las múltiples contrataciones a periodistas que pasan a revestir en filas de Ministerios y entes, deduciendo que los periodistas convocados habían direccionado previamente su trabajo a una identificación política, ¿qué opina sobre ese tema?

– No estoy de acuerdo con esa opinión, porque además el periodista tiene una formación que en principio le permite desarrollarse en el terreno de los medios, pero también en el terreno de las instituciones, tanto públicas como privadas, las que ya hace tiempo han desarrollado sus equipos de comunicaciones a los que ha considerado como fundamental para su trabajo institucional. Es una función que se ha profesionalizado en los últimos 15 a 20 años, que quizás antes se hacía con algún asesor político, un poco más por el olfato de quienes estaban a cargo, existía algún departamento de prensa que más bien se encargaba de vehiculizar los comunicados hacía la prensa o manejar la agenda de salidas públicas de los jerarcas. Hoy hay un caudal de comunicación institucional que tiene que ver con la gestión de las redes sociales, con la campaña de prevención, con el diseño gráfico hasta de cómo se redactan los mensajes que van hacia la población, que es fundamental. Entonces, que se acuda a profesionales me parece bien.

– ¿Cuáles serían los principales desafíos que tendría que afrontar el gobierno?

– Para este año el desafío fundamental es la ley de presupuesto. Tal como está concebida en Uruguay, es una ley que marca la estructura de las políticas públicas que va a impulsar el gobierno, una hoja de ruta en cada una de las principales sectoriales. Pienso en temas educativos, donde hay una fuerte agenda. Pienso en temas vinculados a la salud, pienso en políticas sociales. Ya se ha anunciado que para lo que es el abordaje de las situaciones de marginalidad extrema, situación de calle, problemas de salud mental, habrá recursos específicos que habrá que asignar de la mejor manera.

Hay una realidad parlamentaria donde tenés mayoría en una Cámara y no en la otra, eso le va a dar una tónica particular, quizás de mayor negociación interpartidaria. Ahí hay que ver cómo se desarrolla desde el lado de la coalición. Fíjate que en estas primeras semanas de la Legislatura ya tuvimos, por ejemplo, una votación donde la coalición no se mostró unida, que fue en el otorgamiento de la venia para el Comisario General Mario Layera como principal cargo de la Secretaría de Inteligencia del Estado, que marca que quizás con algunos temas, caso de la Universidad de la Educación que se pretende quedar como la tercera universidad pública, también podría haber una votación dividida. Eso le da a la gestión parlamentaria una tónica distinta.

– Su visita a Salto llega en el marco de una campaña electoral, cuente a nuestros lectores cómo se expresa su sector político a través de los candidatos locales.

– Estamos muy entusiasmados con la candidatura de Ramón Fonticiella, es un compañero de referencia histórica para nuestro sector. Pertenezco a lo que hoy denominamos el Seregnismo, que vienen a ser las corrientes astoristas, lo que fue en su momento el Frente Líber Seregi que hoy aparece unido bajo Asamblea Uruguay, Partido Demócrata Cristiano y Fuerza Renovadora. Ramón Fonticiella ha sido en los últimos 25 años uno de los referentes de la democracia cristiana a nivel nacional, más allá de que él hoy tenga otro ensamble sectorial. Salto necesita de su mirada. Ya en 2005 tuvo una impronta muy fuerte en términos de abordar los temas sociales sin descuidar los temas de infraestructura y obras públicas, esa es una impronta muy necesaria porque Salto es una potencia en términos productivos económicos pero como se viene planteando, y él lo viene diciendo con mucha claridad, ese modelo de inserción económica y de participación en el mercado de trabajo presenta debilidades, problemas de desempleo y de informalidad, y Ramón creo que puede ser un muy buen engarce entre el gobierno departamental y el nacional. Es una persona muy reconocida y respetada por los principales dirigentes del gobierno nacional y puede ser alguien que encuentre a nivel nacional los acuerdos que beneficien al departamento, con una visión humanista y con una integridad en lo que refiere a la ética de la gestión pública. En lo particular, lo apoyamos con la Lista 9576, que junta a Seregnistas con el sector progresista que lideran a nivel nacional el contador Álvaro García y el compañero Christian Di Candia.

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PERFIL DE DIEGO OLIVERA

Está casado, tiene dos hijos.

Es del signo de Escorpio.

De chiquito quería ser cantante de rock.

Es hincha de Nacional.

¿Alguna asignatura pendiente? Jugar mejor al ajedrez.

¿Una comida? Milanesa napolitana.

¿Un libro? Crimen y Castigo de Dostoyevski.

¿Una película? “Bastardos sin gloria” de Tarantino

¿Qué música escucha? Rock y jazz.

¿Un día de la semana? Los sábados.

¿El peor día de la semana? Los miércoles.

¿Qué le gusta de la gente? El afecto.

¿Qué no le gusta de la gente? La codicia.

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