La incidencia se produjo en el segundo tiempo del partido que sostuvieron Arsenal y San Eugenio, jugando por la décima fecha de la primera rueda en la Divisional «B». Las interpretaciones son variadas, incluso la del propio árbitro central, Fernando López, quien habría revelado que «no vio mala intención y que fue una jugada a veces propia del fútbol donde los contactos físicos no faltan». Cuando LEONARDO CONTI; el marcador lateral izquierdo de San Eugenio fue a buscar esa pelota dividida sobre el sector de la Tribuna España, el choque se produjo.
El kinesiólogo de San Eugenio, Álvaro Lapeira, fue quien prestó la primera atención al futbolista «santo». Pareció reponerse para ingresar a la cancha, hasta que el propio Álvaro fue calibrando la gravedad del hecho, a tal punto que debió recurrir a los servicios de una unidad médica.

El día lunes no fue un día más para Leonardo Conti, desde el momento que tanto él como su familia, fueron impuestos de la novedad tras los exámenes realizados: fractura del pómulo derecho. Por lo menos un mes al margen, de acuerdo a lo que se señalara a EL PUEBLO. Complicaciones en el orden laboral para el jugador en lo inmediato, y baja en lo futbolístico para el equipo que orienta Daniel Moreira. La toma gráfica derivada a cronistas de este diario, refleja la actual situación de Conti.
Es obvio que en este año deportivo que va transcurriendo, el lateral de San Eugenio no es el único que va pasando por consecuencias como estas, que terminan alejándose de la esencia del juego. Las colisiones físicas, los topetazos, la reciedumbre, etc., suelen darse la mano y no siempre es cuestión accesible, la de determinar cuál es el límite entre las circunstancias de un partido de fútbol y la intencionalidad.