Con Luisa Gutiérrez Nicleson – Socióloga y Docente
Luisa Gutiérrez Nicleson no suele brindar entrevistas… aunque sus vivencias darían para escribir varios libros.
Es formada en Licenciatura en Ciencias Sociales y docente de Inglés.
Desde muy joven fue fiel lectora, lo que le ha dado consistencia en sus saberes logró cumplir su sueño de viajar por distintas partes del mundo… en su bitácora de viajes hay muchos capítulos y fascinantes caminos recorridos.
AL DORSO logró conocer algunos de ellos…
A lo largo de la charla Luisa hace mención en reiteradas oportunidades al vocablo aprender… y rápidamente descubrimos su inclinación innata a extraer de cada experiencia de su vida una lección para evolucionar.

¿Por qué eligió usted formarse como profesional en el área de las ciencias sociales y la docencia de inglés?
– “Desde siempre he sido una apasionada de la comunicación y la complejidad de las interacciones humanas. La docencia del Inglés se dio naturalmente como resultado de mi facilidad con el idioma y la capacidad para transmitirlo.
La Licenciatura en Ciencias Sociales como producto de mi necesidad de seguir creciendo intelectualmente y de formarme en otra área del conocimiento. Estudié a su vez profesorado de Filosofía pero no llegué a recibirme. Comenzar y concluir la licenciatura me significó un gran desafío a nivel personal”.

¿Cuándo y cómo descubre su gusto por viajar…
Fue algún suceso de su vida que le impulsó a querer conocer otras culturas?
No hay un momento puntual. Es parte de mi esencia, de quien soy.Me defino como un ser en viaje. Viajar para mí no se reduce a conocer lugares, es un camino de enriquecimiento y de crecimiento personal.
¿Cuál fue su primer viaje y cómo vivió su experiencia
-”Creo que empecé a viajar cuando aprendí a leer.
Pasaba tardes enteras imaginando otras realidades, recreando los personajes de los libros que devoraba, tratando de imaginar como y donde vivían. Soñaba con conocer el lugar donde vivían.
Soñaba con ser parte de su realidad y con conocer esos lugares que de algún modo se habían hecho familiares para mí.
De esos viajes imaginarios al primer desplazamiento real pasó mucho tiempo, tenía 24 años cuando finalmente pude tomar un avión camino a Machu Pichu. Ese primer vuelo real fue raro porque había volado tantas veces en mi imaginación que sentí que el despegue como el vuelo en sí eran instancias familiares para mí.
Más allá de la belleza del lugar y de su riqueza en términos culturales ese primer viaje me enseñó a ver más allá, aprendí a ver con los ojos del alma.
.Entendí que lo que hace especial un viaje no es el lugar son las vivencias. Empecé a darme cuenta de la diferencia entre ser un turista y ser un viajero.
“APRENDÍ A NO JUZGAR Y A VALORAR
LA PLURALIDAD”
¿Qué aprendió de las culturas con las que tomó contacto?
Una experiencia que la haya marcado
Aprendí a respetar, a no juzgar , a valorar la pluralidad y la diversidad ya que mi mirada no es la única válida si no una más entre las muchas posibles. Comprendí que no hay culturas superiores o inferiores y que la cultura no es patrimonio de los intelectuales ni se limita a los museos.
Me enriquecí de conversar con la gente común y sobre todo con los más débiles.
Muchas veces las personas de mayor vulnerabilidad e incluso con escasa o nula escolaridad en su fragilidad me han dado muestra de enorme dignidad, resiliencia y profunda sabiduría.
Estas personas me han enfrentado a mis propias vulnerabilidades y limitaciones y me han hecho resignificar muchas experiencias vividas.
“ENAMORARME DE ISRAEL PARA MÍ FUE
UNA VERDADERA SORPRESA”
Una vivencia viajera que recuerde especialmente…
-”Fue en enero de 2010, un viaje muy especial ya que sería el último viaje largo con mi pareja.
Fue una decisión muy difícil de tomar dado su frágil estado de salud pero si no lo hacíamos en ese momento tal vez más adelante no sería posible y lo cierto es que lamentablemente falleció al año siguiente.
No me seducía en lo absoluto pasar veinte días en Israel debido a mis preconceptos respecto al conflicto con Palestina (que en ese entonces pasaba por un momento de agudización).
Fue una completa sorpresa enamorarme inmediatamente de Israel, descubrir paisajes de gran belleza, conectarme con una energía muy especial y experimentar una paz que nunca antes había sentido”.
¿Qué otro lugar del mundo estaba en sus planes?
-”Paradójicamente, el lugar con el que había soñado conocer desde niña (Estambul) resultó ser una decepción para mí. El Gran Bazar”.
El Gran Bazar de Estambul cuenta con más de 3.600 tiendas que se distribuyen en 64 calles.
Un lugar mítico de la metrópolis turca en el que es fácil perderse y maravillarse.
Las tiendas del Gran Bazar han sido mucho más que lugares de transacción comercial.
En el pasado se trataba de rincones de encuentro y conversación. Los mercaderes se sentaban en divanes de madera, frente a sus pequeños estantes, y los clientes podían sentarse junto a ellos y conversar mientras saboreaban un té o un café turco.
¿Que sintió al poder cumplir su sueño de viajar a Estambul?
-«El gran aprendizaje fue que la decepción no fue producto del lugar si no de mis altas expectativas y esto aplica a muchas cosas que nos pasan en la vida ;aplica a las personas, a los puestos de trabajo, a objetos materiales y a todo tipo de vivencias: cuanto más altas las expectativas, mayor la probabilidad de sentirnos decepcionados.
Ese viaje fue muy removedor, intenso e incluso doloroso desde el plano afectivo pero también profundamente esclarecedor, me enseñó a bajar mis expectativas, a conectarme con la gratitud y sobre todo a valorar cada experiencia .
También aprendí que la belleza no está en un lugar en especial si no en mi mirada y en el vínculo que yo establezco con ese lugar”
¿Qué análisis hace usted de la realidad de pandemia que estamos sobrellevando?
-”Más que analizarla,estoy transitándola como un desafío que desnuda la condición humana. En tiempos como éstos afloran los miedos y se patentiza nuestra vulnerabilidad ante lo que no conocemos o no podemos controlar. Pero es también cuando aflora nuestra capacidad de adaptarnos, de aceptar la incertidumbre y de aprender a convivir con ella. Es un tiempo propicio para viajar para adentro, para aceptar nuestra fragilidad y convertir nuestra debilidad en fortaleza. Las crisis nos interprelan sobre lo que realmente importa ;son tiempos para darnos cuenta que muchas de las cosas que creíamos esenciales no lo eran y para re dimensionar aquello que por cotidiano muchas veces no valoramos.Es ahora cuando un simple abrazo puede volverse mágico y cuando despertar cada día agradeciendo el hecho de estar vivos puede marcar la diferencia.
Proyectos futuros…
“Apuesto a no proyectar, a seguir transitando esta vida ligera de equipaje, con gratitud y abierta a los cambios, abierta a dejarme sorprender sin trazarme caminos lineales, siempre siendo fiel a mí misma y a mis afectos.
Más que en el futuro, estoy enfocada en seguir construyendo mi presente desde la honestidad y la sinceridad, fortaleciendo los vínculos con aquellas personas que me valoran y me impulsan a crecer”.
¿Cómo es la esencia de Luisa Gutiérrez?
“Noble. Luisa Gutierrez es esencialmente una buena persona, un ser humano no exento de contradicciones y muy vulnerable a la injusticia pero lo suficientemente fuerte como para no permitir que el dolor la aleje de su esencia”.
Hoy por: Maria Fernanda Ferreira