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miércoles, 14 de mayo de 2025
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Desde Carmelo y desde Ámsterdam,escritores salteños publican libros

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Diario EL PUEBLO digital
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Por: Jorge Pignataro

Ambos nacidos en Salto y ambos viviendo lejos de Salto desde hace varias décadas, Daniel Abelenda Bonet y Jorge Menoni han agregado estos días nuevo material a la literatura salteña. Un libro de cuentos uno y una novela el otro.
El lunes 1° de febrero EL PUEBLO decía: «Es muy probable, porque en ello vienen trabajando autor y editor (Diego Techeira, Solazul Ediciones), que el escritor salteño (radicado en Carmelo) Daniel Abelenda Bonnet publique un nuevo libro sobre mediados de este año. Será un libro de cuentos, reunidos bajo el título Relatos de provincia». Incluso, acompañábamos el comentario con la publicación de uno de los relatos del libro, al que habíamos podido acceder de antemano por gentileza del autor.
Ahora debemos decir que «Relatos de provincia» ya circula en las calles del Uruguay. Con las felicitaciones y el deseo de mucho éxito al escritor coterráneo, compartimos otro de los relatos:

VELOSOLEX
A pesar que cuando conocí a Ismael Galland era ya un hombre maduro, casado, con dos hijos, todo el mundo en el pueblo le seguía diciendo «Ismaelito». Y no era para diferenciarlo de su padre, ya fallecido en aquella época, y a quien nadie parecía recordar.
Ismaelito era conocido por su proverbial capacidad de ahorro. Lo cual era mucho decir, en una colonia fundada por inmigrantes del Piamonte, región montañosa de Italia, de donde la miseria y el hambre había empujado a aquellas familias campesinas a América del Sur, a mediados del Siglo XIX. El estilo de vida austero de los fundadores, se había mantenido y trasmitido como un valor a las siguientes generaciones.
Pero Ismaelito superaba las expectativas, aún para los años 70 del nuevo siglo, que me tuvieron como testigo de una de sus hazañas más comentadas: el uso de su Velosolex.
Fue de los primeros pobladores en adquirir esta motocicleta en Todo Hogar, apenas llegaron de Francia por el puerto de Montevideo. La Velosolex era una maravilla de eficiencia: ¡un tanque de apenas 1.5 litros rendía 70 kilómetros!
El minúsculo motor estaba ubicado en la parte delantera de la motocicleta; justo sobre el guardabarros frontal y si bien no era muy pesado, hacía el vehículo más inestable y difícil de manejar; una palanca arriba del cilindro, hacía posible levantar unos centímetros el motor y colocarlo en OFF, es decir, sin transmisión a la rueda delantera. Así, la Vesoloslex pasaba a ser una bicicleta, algo más pesada, pero que andaba a pedal…
Ismaelito vivía en la zona o barrio Sur, donde tenía su cuidada quinta y sus frutales, por lo que para ir al centro, debía remontar la larga subida que terminaba en el templo de la Iglesia Protestante. De allí hacia la Ruta, la Avenida era toda en bajada.


Un día de reparto en mi Ciao, mis ojos asombrados comprobaron la leyenda urbana: Ismaelito, ya superada la loma, cambiaba a OFF su Vesololex, y comenzaba a pedalear aprovechando la bajada hacia el centro…
Luego, para mi sorpresa, aceptó mi oferta de un mes sin cargo, y se suscribió a LA VOZ.
Esa nochecita, esperaba en su porche, la puerta abierta de aquellos años tranquilos, me permitió ver hacia adentro de la casa prolija, mientras Ismaelito iba a buscar el dinero. Debajo de un perchero empotrado en la pared, había un tapiz tejido a crochet, quizás por su esposa, a quien se escuchaba trajinar en la cocina; asomé un poco la cabeza, y forzando mi miopía, leía la inscripción: «Si no pueden cuidar de las cosas pequeñas, ¿cómo habré de confiarle aquellas grandes.»?, y debajo otra palabra más pequeña, que no pude ver.
Ismael volvió con el billete rojo de 100 pesos, y notó mi interés en el texto tapiz.
-»Jesucristo», dijo, con una amplia sonrisa. ¿Es usted lector de la Biblia, mi amigo?
-Me temo que no, señor Ismael.
-Bueno, la juventud tiene otras inquietudes y prioridades, creo.
-Supongo que sí… dije, y le extendí el cuponcito del mes entrante.
-Pero no deje de buscar a Dios, cuando todavía puede ser hallado.
-Gracias por el consejo. Nos veremos seguido, dije, y le entregué un ejemplar.
-A ti. Buenas noches y saludos a tu familia.
Generalmente nos hacemos

«La frágil cordura de Denise», de Jorge Menoni
Y así se titula el libro que también acaba de salir a luz, también de un salteño, pero esta vez llega desde Ámsterdam, Holanda, donde reside Jorge Menoni. «La frágil cordura de Denise» es otra novela de Menoni, alguien que además escribe –y ha publicado- cuentos, poemas, guiones cinematográficos.
«Ambientada en un alejado paraje de la Toscana esta novela narra la aventura de Denise, quien rehúsa ser una paciente más del Psiquiátrico donde está recluida. En sus continuos escapes va creando su propio mundo con elementos imaginarios, para luego incorporarlos a la realidad y hacerlos creíbles. Contrario a «Las mil y una noche» asegura ser un muerto que mediante el hecho de contar cuentos inventados vuelve a renacer cada día. Allí donde ingresa lo fantástico, lo real queda descartado, las fronteras se diluyen, la piel se hace alma, los otros pacientes comienzan a creer que son personas creadas por ella. La meta final es encontrar el preciso lugar donde estaría escrito el primer cuento del mundo».
El autor viene difundiendo en sus redes sociales que el libro puede obtenerse a través del 094606120 (Verónica Galli) y muy pronto en la tradicional Librería Ariel.

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