La Intendencia Departamental acaba de confirmar que en forma imprevista se ha encontrado con una nueva deuda, también millonaria, esta vez con ANTEL. Es que según lo que se afirma, la Intendencia tenía nada menos que 372 líneas de celulares de uso libre, contratados con la empresa nacional a cargo de la Intendencia y que usaban no sólo jerarcas, sino los denominados “mandos medios” y otras personas.
La detección de esta deuda nos lleva a varias reflexiones. La primera de ellas, es ¿por qué aspecto burocrático esta deuda se conoce recién ahora? ¿ANTEL nunca notificó a la Intendencia? ¿Esta informó de la situación a quien se haría cargo este mes del gobierno departamental?
Como todas las deudas de que se están hablando esta también sería millonaria, superaría los tres milllones de pesos, es decir más de 110 mil dólares.
Pero no sólo se trata de los compromisos incumplidos que tiene la Intendencia, que como hemos explicado, varía su estimación según se escuche la campana del gobierno anterior o la del actual, sino que tan o más importante son las obligaciones, los compromisos y la necesidad de insumos que tiene la Intendencia para su funcionamiento.
La gente de Lima está explicando que no tiene repuestos, no tienen neumáticos para los camiones o los ómnibus, no hay chapas matrículas para los empadronamientos y el colmo llegó cuando la empresa de ómnibus se quedó sin boletos y debió recurrir al uso de boletos viejos.
En medio de toda esta situación, el contribuyente de la Intendencia está en alguna medida confundido por el bombardeo de información contradictoria sin que se conozcan suficientes pruebas.
Como siempre hemos sostenido, entendemos que en estas circunstancias lo más acertado es realizar una auditoría, por más costosa que sea, con todas las garantías del caso para todas las partes, que nos permita saber a ciencia cierta y sin ambajes cuál es la realidad de la Intendencia local.
Si no se lo hace, habrá que explicar los motivos de esta omisión, porque la misma servirá para acentuar la confusión y para que los salteños no sepamos con exactitud a qué atenernos.
Mientras no tengamos este estudio seguramente que seguiremos navegando en un mar de dudas, de dimes y diretes y lo que menos tendremos serán confirmaciones, pruebas contundentes para sostener lo que se dice.
No es este precisamente el mejor aporte que puede hacerse para llegar al conocimiento de la verdad y al fondo de la cuestión, como corresponde.
De una vez por todas
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