No vale la pena apelar a cuestiones tácticas. No vale la pena desentrañar razones estratégicas, porque ese 2 a 2 ya parece lejano. Ya parece distante.
Porque a Nacional le trasciende la conclusión. Le trasciende el rescate de ese sábado donde alcanzó lo que nunca antes: una copa a nivel de OFI.
En más de 100 años de vida, esta vez.
Y esta vez situó en primera escala, el valor supremo de la actitud.
¿Cuál es el hecho clave?: que en estos 16 partidos de Nacional, en los que nunca perdió como visitante por ejemplo y convirtió goles en todos los partidos, nunca arrió la bandera más saliente: la de nunca dejar de querer.
Y como nunca dejó de querer, tanto alcanzó. Tanto.
Porque además de última, nada le resultó al margen de la complicación. Porque Punta del Este fue duro, tenaz, sin tanto calendario en pro de la estrategia, pero sabiendo bien que era la última para ellos también. Se puso 1 a 0, después padeció el empate y pasada la hora, produjo el 2 a 1, para apelarse a los 30 minutos suplementarios.
EL CONVIDADO DE PIEDRA
Para colmo de males en el segundo tiempo, el viento se convirtió en aliado del no poder. Y por momentos ninguno pudo ensamblar en medio de ese convidado de piedra no previsto.
En el minuto 9 del último tiempo ya en alargue, no había caso, era para ÉL.
¿Qué mejor ámbito de remate para la derecha de Agustín Suárez? La castigó como un rey autoritario. Mandaba el «Tatú». A esa pelota no se la sacaba nadie. Le salió una bomba perfecta. Teledirigida.
Allá se metió. Bien arriba. Allá fue. Como para bajarle el copete a la resistencia esteña.
Fue el 2 a 2 de la consagración. Fue el empate suficiente.
Fue el dictado de un campeón declaradamente apto, a despecho de algunas insuficiencias en esta batalla final.
¿O era fácil la misión? ¿O era accesible la búsqueda, en medio de un entorno que le estaba CREANDO LA AMBICIÓN DE VICTORIA SIN MARGEN PARA NEGOCIAR NADA?
Nacional tenía que ser Campeón del Interior en la «B» y fue Campeón.
Ya había escalado a la «A», como principio básico. Pero faltaba esa: faltaba esa copa.
Esa copa es una síntesis perfecta. Porque tanto quiso….y porque tanto alcanzó.
«No había que tener miedo a ese sueño de campeón»
«Cuando volvimos al club, sabíamos que estaba en juego no solo una responsabilidad individual, sino colectiva. Por eso en el grupo se fue haciendo conciencia de esa responsabilidad de la que hablo. La verdad es una: no había que tener miedo a ese sueño de campeón. Porque una cosa es ascender y otra ser primeros, cuando más de 50 equipos quedaron por el camino. Claro que en más de un momento se nos complicó.
HÉCTOR ALEJANDRO TORRENS / El DT que volvió para ser Campeón del Interior. Validez de respuesta en el mando. No se podría negar su influencia. Simplemente que la tuvo
Lo había dicho en la semana, respecto a lo que era Punta del Este. Le ganamos como visitante y también lo sufrimos. Estoy feliz en lo personal, no lo niego, pero sobre todo por Nacional. Y Nacional también es mi casa. Ahí no faltan los sentimientos y soy de los que pienso que los sentimientos también empujan»
«Cuando hablen de justicia,hay que hablar de Nacional»
«No se nos podía escapar y cuando Agustín metió ese remate, sabíamos íntimamente que ahí estaba el campeonato. Cuando hablen de justicia, hay que hablar de Nacional. ¿O no? Pero que se sepa, que a esto lo construimos entre todos y no hubo quien no pusiera lo mejor de sí. Uno tiene algunos años en esto del fútbol y cómo no reconocer el respaldo directriz y desde ellos, sabiendo que después lo nuestro tenía que pasar por el rendimiento y nada más. Siempre se dice que al ganar algo importante, el grupo es lo que cuenta. El que estuvo cerca del grupo, sabe que en Nacional existió. En lo personal, es la alegría que comparto con los míos, con Bella Unión, con los que no me faltan a la hora del aliento. De ellos no no me olvido. Porque también ellos son parte del día a día».
NICOLÁS ARBIZA. La tarde festiva de Nacional, pero su Bella Unión en el corazón…¡cómo siempre!