Es quizás uno de los problemas menos urgentes que existen, pero no por ello le restaríamos gravedad y nos llama la atención, la poca trascendencia que se le asigna al tema.
Se atribuye la ferocidad de un can a la forma de crianza. Mucho nos equivocamos o éste es sólo uno de los elementos que inciden en el tema. Amantes de los animales porque entendemos que son parte de la familia, sin embargo no dudamos en opinar que hay razas muy feroces, cuya cría debería estar prohibida.
Nos explicamos. Cuando en el lugar subsisten dos o más perros “machos alfa” (lideres de manadas), basta con que un día se levanten de mal humor o no les guste algo, para que se vuelvan sumamente peligrosos.
La forma de criarlos no soluciona todo. Sabemos que hay perros que se crían junto con gatos y hasta los protegen a estos. Pero la génesis de los perros es perseguir a los gatos y hasta exterminarlos.
Sabemos incluso que existen variantes de canes que han sido “criados” para atacar, supuestamente a animales de caza. La cuestión es que luego al can le resulta difícil distinguir cuando es un animal “atacable” y cuando no lo es.
Otros animales son producto de una “cruza” que logró convertirlos en una verdadera máquina de atacar, y basados en este aspecto (para nosotros totalmente obsoleto) de seguridad, hay quienes los mantienen en el hogar pues son “totalmente cariñosos” con los niños (hasta que dejan de serlo).
La cuestión es que cuando desobedecen ni siquiera su dueño es capaz de detenerlos, porque sus mandíbulas, cual mordazas se cierran y el propio animal no las puede abrir.
No sabemos porque aún se siguen criando estos perros, luego de muchos casos de ataques, algunas veces con resultado fatal. Si la cuestión es un concepto de seguridad, lamentamos decir que ya está totalmente obsoleto. El animal puede ser envenenado y morir en unos pocos segundos o buen puede ser “distraído”, mediante otras estrategias.
En cambio cuando se vuelve contra sus dueños o terceras personas, generalmente niños o ancianos suelen ser casos muy graves, incluso los ha habido fatales.
En estas columnas hemos insistido en que debe prohibirse la cría de estas razas de animales, por su ferocidad. Debieran saber sus dueños que no basta con el cartelito de “cuidado con el perro”, porque la responsabilidad será siempre de sus propietarios.
Somos amantes de los animales, pero tenemos muy claro que cuando se trata de la vida humana y la de un animal no hay otra opción posible.
A.R.D.