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domingo, 9 de febrero de 2025
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Cuando el básquetbol deja huella

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De la fantástica fiesta a este inapelable campeón

Que el básquetbol dejó huella, dejó. En la mayoría de los rubros posibles, pero sobre todo en la organización. Ya se había palpado el afinamiento a ese nivel cuando se disputaron las semifinales entre Ferro Carril-Salto Uruguay y Juventus-Universitario.

Tras un partido en el segundo de los duelos, el germen de la violencia ganó espacios. Como se trató de corregir a tiempo desde los neutrales, los mecanismos de seguridad no faltaron en el siguiente encuentro.

Pero es verdad que la huella más sustantiva se produjo en los cuatro juegos finales entre Universitario y Ferro Carril, para resolver la corona.

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Afuera y adentro, un todo aplaudible, hasta esa última medida de prohibir —así de simple— el ingreso de elementos de percusión, para bajarle algunos decibeles a la dominante sonoridad desde la propia gente. Entre 700 y 800 aficionados en un escenario cerrado impactan a ese nivel, llamador y consecuencia de un fuego pasional. Lo hubo. Existió.

En dos aspectos vitales

1) No hay dudas. Ferro Carril y Universitario en acción fueron actores de una fiesta inocultable. Por lo que entregaron desde lo técnico y por la conducta desde el recato y el equilibrio. Cuesta admitir gruesas distorsiones a este nivel. Y cuando hubo quienes pretendieron salir de contexto, reinó quien se paró en la vereda de enfrente, como en el último partido.

2) Ferro Carril resultó un legítimo, inapelable campeón. Por la maestría de quien lo condujo (Gastón Ferreira) y por la respuesta general del equipo en cancha. Ferro Carril se impuso en tres de los cuatro partidos:

PartidoResultado
Ferro Carril 81 – 64 Universitario
Ferro Carril 84 – 75 Universitario
Universitario 87 – 79 Ferro Carril
Ferro Carril 95 – 77 Universitario

La victoria de Universitario en el tercer partido abrió la grieta de la duda respecto al desenlace final.

Aunque pueda sonar a frase hecha, la actitud y la búsqueda de Universitario le dieron más contenido y brillantez a la gloria alcanzada por el Ferro Carril del quinquenio. Universitario terminó siendo superado. No pudo frente a un rival superior, cuestión ilevantable como argumento, pero solo resta admitirle al rojo de la oposición la encendida valía argumental que no dejó de ofrecer.

La última noche, en tanto, no es fácilmente olvidable. Por la pacífica convivencia, por el sentir deportivo de Ferro Carril y Universitario. Porque la fiesta lo fue. Y porque, de última, Ferro Carril dejó en claro la apasionada razón ganadora y su innegable espíritu de monarca vital.

Cuando la verdad tiene nombre: Cobie Barnes

Es casi esencial reconocer lo que implicó el norteamericano Cobie Barnes en Ferro Carril, en cada uno de los partidos y en todo el campeonato.

En tres de los cuatro juegos frente a Universitario, alcanzó un mínimo de 20 puntos, y en el segundo superó los 30. Cuando Universitario ejerció la receta para disminuir su influencia goleadora, en el tercer partido, Ferro Carril perdió.

Desde la estadística, el hecho es claro: al cabo de los cuatro juegos, fue el máximo goleador. En un plano inmediato, destacó el sanducero Emiliano Giano. Por parte de Universitario, el goleo de Ramiro Da Costa Porto fue puntual, superando los 15 puntos en tres de los cuatro partidos.

A continuación, la tabla con los seis jugadores más destacados en goleo:

JugadorEquipoPuntos
Cobie BarnesFerro Carril88
Emiliano GianoFerro Carril81
Ramiro Da Costa PortoUniversitario69
Ángel CaballeroFerro Carril48
Bautista OttUniversitario46
Luca MagnoneUniversitario44

Los que vinieron, los que jerarquizaron

No debe pasar desapercibida una decisión emanada del Cuerpo de Neutrales de la Liga Salteña de Básquetbol, liderado por Ricardo Urroz: sumar un árbitro capitalino (FUBB). En cada uno de los juegos entre Universitario y Ferro Carril, su presencia fue puntual.

Cada uno de ellos, al amparo de una personalidad que no les faltó.

En especial, la designación de Vivian García. Desde su condición de mujer, más de una especulación surgió sobre si tendría la «espalda ancha» para ser la referente en un partido de características especiales.

Solo hay que reconocer en este caso la calidad de su arbitraje y el criterio con el que se manejó. No la avasallaron y, desde los jugadores y Directores Técnicos, hubo puntual respeto.

No está mal exponerlo, atento a este tiempo vigente, donde las intolerancias juegan su propio partido.

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