No ha sido una semana más en esta nueva dimensión que pretende alcanzar Salto Fútbol Club. Sobre todo, por ese muestrario de videos y de fotos, pero también de declaraciones de quienes guardan relación con su mando.
Desde el 2021, nunca como esta vez, el nombre de Salto Fútbol Club implica un despegue que la realidad no oculta: ENTRÓ A TRASCENDER. Por lo menos, desde lo estructural.
La compaginación de sectores-búsquedas, que hacen a la inmediata mira: el piso sintético, el gimnasio, la puesta a punto en el predio del Parque Juan José Vispo Mari, etc.
La suscripción del convenio en su momento con la Liga de las Colonias Agrarias, por lo que todo lo que ahora se ejecuta en materia del escenario, hace al capital de quien nació a la vida deportiva en la década de los 60.
Mientras este nuevo plano de hechos se incrusta en la realidad, la interrogante fluye espontánea y sin más vericuetos: ¿cuál es el destino de Salto Fútbol Club? ¿Base potencial de jugadores para que emigren o ascensos de categoría, para que lo deportivo seduzca y no se quede fatalmente a la intemperie?. Esa es la cuestión.
De lo que no hay dudas es que desde el 2021 al 2023 en materia del equipo jugando en el Torneo de la Primera División Amateur, SALTO FÚTBOL CLUB NO HA LOGRADO ENAMORAR AL AFICIONADO. No se ha producido un ida y vuelta, esencial.
Al contrario: la inevitable y gris indiferencia en todos los casos.
El hoy pretende postergar el carreteo y que Salto-equipo, Salto-entidad, levante vuelo. Y no se trata de invocar la palabra desafío, sino simplemente la necesidad de un nuevo vigor que impulse, evitando el tantas veces no se puede. Y no porque no se pueda, sino porque las condiciones objetivas no surtieron efecto….si es que definitivamente existieron.
