Cuando habla un periodista, con las cosas bien claras, con argumentos contundente e irrebatibles, merece nuestro mayor respeto.
No con esto queremos decir que el periodismo sea mejor o peor que otros oficios o profesiones.
Escuchar los argumentos de Gabriel Pereyra en «algo contigo», que conduce Luis Alberto Carballo, reafirma nuestra convicción de que se trata de uno de los pocos «periodistas», capaz de hurgar, de profundizar los temas y sobre todo de opinar con propiedad y sin ataduras de tipo alguno.
Quizás al escuchar a Gabriel Pereyra, podamos entender «por qué», entendemos que existen muchos «comunicadores» y muy pocos «periodistas» y en el primero de los casos preferimos llamarlos presentadores o informativistas, pero de ninguna manera «periodistas».
Para nosotros al menos sólo es digno de llamarse «periodista», aquel que cumple tres funciones concretas: 1) Informar 2) Interpretar y 3) Opinar.
Por informar entendemos el máximo acercamiento posible a todas las versiones. Interpretar es a nuestro criterio la lectura correcta y sin desviación alguna de los hechos o situaciones y por opinar entendemos ejercer el rol con el máximo de honestidad, tratando de llegar a la verdad en cada ocasión.
Cuando nos quedamos con la «versión oficial» de algún hecho o situación, parece que nos olvidáramos que es también un interés concreto, vale decir que la verdad «oficial», no siempre puede tomarse como sinónimo de la verdad, debido a que generalmente esta fuente no hace referencia a aspecto alguno que pueda perjudicar a su interés.
El periodista -para nosotros – está obligado a profundizar, no quedarse con la primera versión. Está obligado a profundizar a buscar otras fuentes. No nos gusta el «periodista» que no concurre al lugar de los hechos, que para opinar se basa en los relatos de otras personas.
Tampoco nos gusta el periodista que «no tiene miedo» porque tampoco nos gustan los «kamikazes» que sacan pecho para hacerse cartel. Por último el conocimiento de que Pereyra en el desempeño de su función ha sido amenazado (él o su familia) y la investigación al respeto logró detectar el lugar de donde provino la amenaza (el establecimiento penitenciario de Libertad) y sin embargo allí quedó, pinta la situación general que vive el país.
El reconocimiento a Pereyra pasa por su entrega, su profesionalización, y sobre todo por su coherencia, entre lo que dice y lo que hace.
A.R.D.
“Chapéau” para un periodista
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