El Club Ceibal celebra hoy 91 años de historia, pasión y pertenencia. En cada rincón del barrio se respira el amor por estos colores, que han sabido unir generaciones enteras alrededor de una camiseta, una pelota y un sueño común. Para conmemorar este aniversario tan especial, hablamos con Fernando Araujo, presidente del club, quien destacó el rol fundamental de la gente, el valor de las raíces barriales y los desafíos que hoy marcan el camino de la institución.
“Me gustaría empezar saludando a mi querido ceibal por el cumpleaños, a toda mi gente, a todo el barrio y agradecer a todos, la barra de la 12, la barra de la esquina, que aguantaron el frío de ayer para esperar y celebrar el cumpleaños de Ceibal”, comenzaba diciendo Fernando. “Hay mucha historia, cada persona que pasó por el barrio, por el club, dejó su granito de arena”.
¿Cómo resumirías la historia del club en una palabra o en una frase?
“Con una frase, ‘A Ceibal lo hace grande su gente’. El barrio siempre acompaña, tenemos muchas actividades y eso es lo bueno, la gente siempre está presente, acompañando.”
¿Qué momento histórico del club recordás con emoción?
“Recuerdo el año que subimos a la A, es un recuerdo grande que nos motivó a seguir adelante, a seguir trabajando y proponiéndonos cosas grandes.”
“La parte más linda del fútbol son los clásicos entre rivales que tenemos, que lo hacemos con Salto Nuevo. Ahora estamos organizando clásicos para los días 3 y 6 de julio, aunque estamos en vistas de cambiar una fecha porque se juega un clásico en Montevideo. Ambos son equipos con hinchadas grandes y a cualquiera le emociona ver un clásico.”
¿Qué sueños o metas tiene hoy Ceibal?
“Hoy en día estamos en obras, porque nos hace falta espacio, más iluminación, solucionar el tema tribuna, esas son las metas que tenemos hoy.”
“Esta noche nos juntamos de vuelta en la sede a celebrar con todas las personas que no pudieron estar en la plaza anoche. Quiero recalcar la calidad humana y el apoyo de los técnicos, de los que forman parte de Ceibal, que nunca dejan que les falte nada a los chiquilines, y, también, del grupo de padres.”