Desde que asumiste comentás que lo primero fue “escanear la realidad”. ¿Qué escaneaste?
Tuve más de 100 entrevistas con artistas, gestores, instituciones y escuelas. La conclusión es clara: los artistas en Salto nunca se durmieron, lo que estuvo ausente fue la otra pata, la institucional. Nadie contestaba teléfonos ni respondía proyectos. Esa desconexión desmotivaba, pero nunca apagó la creación.
Tenés muchas instituciones bajo tu órbita. ¿No es demasiado para un equipo tan reducido?
Es mucho, claro. Teatro Larrañaga, Conservatorio, Escuela de Danza, museos, bibliotecas, Banda Municipal, Casa Quiroga, espacios culturales, patrimonio, carnaval… La lista es extensa y diversa. Pero acepté el desafío porque me gusta y porque confío en que con un equipo motivado se puede.
¿Cómo están en relación a los llamados públicos?
Hoy todavía no tenemos un equipo técnico que pueda elaborarlos con solvencia jurídica y comunicacional. Hemos recibido muchos proyectos directamente y actuado como facilitadores de espacios, pero reconozco que el llamado público es fundamental y necesitamos consolidarlo.
Por eso impulsamos un proceso de llamados internos en la intendencia para formar un equipo dedicado. La idea es profesionalizar el área antes de aprobar el nuevo presupuesto quinquenal.
Hablaste de problemas graves en museos; ¿qué implica eso para el artista?
El patrimonio edilicio condiciona todo. Tenemos museos cerrados hace años, sin inventario ni inscripción en el Sistema Nacional. Eso impide presentarnos a fondos concursables. Ya iniciamos gestiones para regularizar. Siempre con foco en lo humano, en la persona artista: abrir espacios, acompañar procesos, fomentar la autogestión.
¿Qué encontraste en materia de fondos nacionales?
Descubrí que ningún museo de Salto estaba inscrito en el Sistema Nacional, lo que nos excluye de fondos concursables. Es increíble, porque no cuesta dinero hacerlo: se trata de inventarios y condiciones edilicias básicas. Ya iniciamos los trámites.
En carnaval y comparsas se planteó la necesidad de asociaciones civiles. ¿No se corre el riesgo de interferir en la cultura y descaracterizarla?
Es un tema delicado. Le propuse a los lubolos conformar asociaciones porque eso abre puertas a financiamiento, facilita. Pero también entiendo que hay colectivos que no desean institucionalizarse y también tenemos que respetar eso. Ahí debemos crear fórmulas flexibles, es parte del trabajo.
El acceso a salas también es un tema. ¿Cómo lo ves?
Hasta ahora se ha trabajado así: los grupos solicitan, se evalúa y se facilita el espacio. Puede revisarse, pero siempre con el objetivo de que las salas de la intendencia estén lo más aprovechadas posible.
¿Estás sintiendo mucha presión en este inicio?
Me autopresiono, quiero que las cosas salgan más rápido de lo que la burocracia permite. A veces termino buscando alternativas, incluso adelantar gastos de mi bolsillo. La burocracia garantiza uso correcto de recursos, pero los tiempos culturales son más ágiles. Tal vez la tecnología sea un camino para encontrar un equilibrio en ese tema.
¿Qué horizonte imaginás entonces?
Que la coordinación de Cultura pase a Dirección, con mayor relevancia institucional, acuerdos con el sistema educativo y más presencia en la vida de los artistas. Y sobre todo, que la intendencia sea ese nexo que conecta, responde y facilita.
Los artistas de Salto han demostrado que crean siempre; lo que faltaba era una gestión cultural que acompañe.
Esta fue la entrevista exclusiva que le realicé al Coordinador de Cultura, Pablo Bonet, el lunes 1 de setiembre, en noviembre tendremos otra para seguir evaluando (en nuestro canal de youtube está el video). Quiero agradecerle por su disponibilidad y buena disposición a entablar este diálogo que tiene a los trabajadores del ARTE & LA CULTURA como protagonistas.
Mañana en mi columna de El Portal Digital hago mis comentarios. ¡No te la pierdas!
