Las instituciones están a salvo…, pero no por eso debemos descuidarlas. Las instituciones están integradas por hombres y como tales tienen sus defectos y sus virtudes, pero cuando aquellos son más que las virtudes hay que tener cuidado.
Nos explicamos siempre hemos sostenido que lo que falta en el país son controles eficientes y debidamente dotados de todos los recursos para cumplir su función, como es debido. Cuando se votan leyes (la JUTEP es un ejemplo de ello), pero no se le asignan luego los recursos que necesita, no pasa de un “saludo a la bandera”, como se dice actualmente. Es decir una actitud muy loable, pero que no pasa de eso, de una proclamación, de una expresión de deseos, pero que luego en los hechos queda en eso y “no pasa nada”.
Para muestra basta un botón. La policía ha sido defendida y elogiada por todos los ministros, como si fuera un cuerpo indisoluble y obraran todos iguales. Esto es un error, porque como en toda acción humana hay buenos y malos policías. Lo prueban los casos: Astesiano, Penadés, Marset y muchos más, como antes aún fue el caso Morabito y otros.
Nos hemos enfrascado en tratar de pedir “mano dura”, creyendo que las penas más severas habrían de garantizarnos una salida. Entendemos que esto no es más que otro “saludo a la bandera”, porque es obrar sobre las consecuencias, castigar a quien osa cometer determinados delitos a pesar de todo.
No estamos diciendo que estos delincuentes no deban ser castigados, incluso con penas más duras que las que se establecen actualmente. Estamos diciendo que con esto no alcanza. Si tratamos de sancionar a los que cometen delitos y por otro lado incentivamos a obtener el dinero “como sea”, nunca podremos esperar otra cosa que no sea robos, atracos, crímenes contra personas y bienes, por la sencilla razón que no importa “cómo” se obtiene lo que se tiene, porque nadie lo investigará.
Nos hemos cansado de sostener que en materia de seguridad no hay soluciones mágicas, no hay salidas de un día para otro. Se trata de problemas sociales y si no lo entendemos ahora, en estos momentos, obrando sobre los niños y su entorno, lamentablemente lo lamentaremos en el futuro.
Se no preguntará ¿cuál es la salida?, porque cuestionar es fácil, pero solucionar la cosas ya es más difícil, la respuesta está en comenzar a entender que no es con mayores penas o con mejores centro de reclusión que saldremos. Entendámoslo de una buena vez, y comencemos a trabajar para atender las desigualdades y tratar a todos los corruptos, ya sea de uniforme o de guantes, de la misma forma.
A.R.D.