Días pasados en horas del mediodía en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen fue bendecida la boda de Sebastián Sarquis Minervine y Mariana Cesio Arbiza.
Amigos y familiares se hallaban presentes testimoniándoles su afecto, admiraron una delicada decoración en base a flores de claveles y liliums blancos con algo de amarillo y mucho verdor combinado con espigas y flores de campo, grandes ramos se veían en los primeros y últimos bancos, sobre el altar y al costado sobre pedestal.
A la hora señalada y mientras se oían los acordes de la marcha nupcial, del brazo de su papá Fernando Cesio ingresó al templo la novia. Vistió modelo confeccionado por Santiago Cesio, en gasa de seda tono marfil, corsage de escote en V delineado con blonda de puntilla antigua, falda larga de suave movimiento se extendía en traine, presentaba sobre la media falda hasta el zócalo aplicaciones de flores de encaje agrupándose más al finalizar. Sus cabellos peinados recogidos llevaron bien atrás hilo de perlas y en la mano ramo de rosas marfil e ilusión.
En el altar la esperaban al novia junto al sacerdote oficiante Fernando Pigurina y los restantes padrinos Ricardo Sarquís y Graciela Minervine quien lució vestido corto realizado en gasa degradée en varios tonos de verde, corsage de escote en V drapeado más profundo al dorso y de los breteles se desprendían vuelitos cayendo sobre los hombros y falda con varias sobrefaldas desencontradas. María Inés Arbiza vistió modelo corto realizado en shantung color rosa nacarado, línea recta ajustado, con el corsage revestido de bolerito suelto de encaje beige. Los padrinos permanecieron sentados en los primeros bancos participando de la celebración.
La ceremonia muy emotiva contó con la participación de familiares y amistades en la lectura del trozo bíblico, mientras que los momentos más significativos del ceremonial fueron señalados por voces y guitarra de un coro que interpretó hermosas melodías.
Finalizado el ritual y luego de recibir los saludos en el atrio los noveles esposos y sus invitados festejaron el acontecimiento con una almuerzo. Recibieron múltiples y prácticos obsequios los que pasaron alhajar el nuevo hogar.
Días pasados en horas del mediodía en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen fue bendecida la boda de Sebastián Sarquis Minervine y Mariana Cesio Arbiza.
Amigos y familiares se hallaban presentes testimoniándoles su afecto, admiraron una delicada decoración en base a flores de claveles y liliums blancos con algo de amarillo y mucho verdor combinado con espigas y flores de campo, grandes ramos se veían en los primeros y últimos bancos, sobre el altar y al costado sobre pedestal.
A la hora señalada y mientras se oían los acordes de la marcha nupcial, del brazo de su papá Fernando Cesio ingresó al templo la novia. Vistió modelo confeccionado por Santiago Cesio, en gasa de seda tono marfil, corsage de escote en V delineado con blonda de puntilla antigua, falda larga de suave movimiento se extendía en traine, presentaba sobre la media falda hasta el zócalo aplicaciones de flores de encaje agrupándose más al finalizar. Sus cabellos peinados recogidos llevaron bien atrás hilo de perlas y en la mano ramo de rosas marfil e ilusión.
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En el altar la esperaban al novia junto al sacerdote oficiante Fernando Pigurina y los restantes padrinos Ricardo Sarquís y Graciela Minervine quien lució vestido corto realizado en gasa degradée en varios tonos de verde, corsage de escote en V drapeado más profundo al dorso y de los breteles se desprendían vuelitos cayendo sobre los hombros y falda con varias sobrefaldas desencontradas. María Inés Arbiza vistió modelo corto realizado en shantung color rosa nacarado, línea recta ajustado, con el corsage revestido de bolerito suelto de encaje beige. Los padrinos permanecieron sentados en los primeros bancos participando de la celebración.
La ceremonia muy emotiva contó con la participación de familiares y amistades en la lectura del trozo bíblico, mientras que los momentos más significativos del ceremonial fueron señalados por voces y guitarra de un coro que interpretó hermosas melodías.
Finalizado el ritual y luego de recibir los saludos en el atrio los noveles esposos y sus invitados festejaron el acontecimiento con una almuerzo. Recibieron múltiples y prácticos obsequios los que pasaron alhajar el nuevo hogar.