Serie de informes sobre el Bachillerato Artístico. En el capítulo de hoy: Intervención Artística Espacial – 1º y 2º Año / Bachillerato Figari – Asignatura: Forma – Docente: Pablo Sánchez – Escuela de Administración y Servicios (UTU)
El arte como experiencia educativa
La serie de informes sobre el Bachillerato Artístico busca mostrar lo que sucede detrás de las paredes institucionales: los procesos, los vínculos y las búsquedas que dan forma a una educación donde el arte se entiende como conocimiento. En esa línea se inscribe “Detrás de la puerta de lo oculto”, una intervención espacial que convirtió la Escuela de Administración y Servicios en un territorio de exploración sensorial y simbólica.
El proyecto nació de la asignatura Forma, bajo la orientación del profesor Pablo Sánchez, y reunió a estudiantes de primero y segundo año del Bachillerato Figari. El punto de partida fue una idea sencilla y potente: mirar de otra manera el espacio que habitamos. A partir de esa consigna, el aula se volvió taller, laboratorio y escenario de una experiencia colectiva.

Un aula que respira creación
Cada ejercicio propuesto por Sánchez impulsó a los grupos a experimentar con materiales, texturas, colores y volúmenes. Las paredes comenzaron a hablar a través del color; los pasillos se transformaron en pasajes de descubrimiento.
El docente actuó como mediador y acompañante, estimulando la observación, la intuición y la libertad creativa. Su tarea fue habilitar la pregunta y sostener la confianza para que las ideas tomaran cuerpo.
Desde la Asignatura Forma, el trabajo con el objeto y el volumen no se reduce a técnica o destreza manual: se trata de construir pensamiento visual, de explorar la relación entre lo visible y lo imaginado. El proceso generó una energía particular, donde la escuela empezó a respirar otro aire, el de la invención compartida.

La fuerza de la coherencia institucional
Todo gesto pedagógico requiere una estructura que lo sostenga. La dirección de la escuela, a cargo de María Alejandra Ferreira, ofreció esa estructura con sensibilidad y coherencia. Su respaldo fue decisivo para que el proyecto se concretara. Desde su lugar, entendió que la educación artística expande y le da sentido a la formación técnica.
A su vez, el adscripto Darwin Monzón aportó el apoyo logístico, la mediación con los grupos y la organización práctica del trabajo. Cada detalle —materiales, tiempos, recorridos— se integró en un esfuerzo conjunto que permitió que la idea se volviera acto. La conjunción entre dirección, docencia y acompañamiento administrativo fue ejemplo de cómo una institución puede sostener una experiencia transformadora.

Estudiantes como protagonistas
Las y los estudiantes respondieron con entusiasmo. Cada gesto plástico, cada trazo o disposición espacial reveló una mirada nueva sobre el entorno. El proyecto se transformó en un espejo donde pudieron verse a sí mismos como creadores, como intérpretes de su propio lugar. Los muros, los rincones y los pasillos adquirieron rostros distintos, multiplicando los significados posibles del espacio cotidiano.
El aprendizaje se midió en descubrimientos. Aprender a mirar, a escuchar, a tocar, a pensar a través de los sentidos. Aprender que el arte es un modo de habitar el mundo.

Educación artística y ciudadanía sensible
El proceso invita a reflexionar sobre el valor del arte dentro del sistema educativo. La educación artística es una forma de conocimiento que combina sensibilidad y razón, intuición y análisis. En un tiempo que privilegia la información sobre la comprensión, el arte devuelve profundidad, pausa y vínculo humano.
Enseñar arte es formar ciudadanía sensible: personas capaces de interpretar lo que viven, de construir sentido, de comprender lo colectivo. En ese marco, “Detrás de la puerta de lo oculto” representa una práctica pedagógica que integra pensamiento, cuerpo y emoción.
Procesos, resonancias y aprendizaje
Pablo Sánchez entiende la enseñanza como un viaje y la meta es el proceso: las preguntas que surgen, las intuiciones que se despiertan y la sensibilidad que se entrena.
Durante el año, las experiencias incluyeron música, corporalidad, teatro, mímica y dibujo. Cada lenguaje aportó un modo distinto de conectar con el entorno. La suma de esas experiencias configuró un aprendizaje integral, donde cada estudiante se convirtió en constructor de sentido.
Educar desde el arte significa activar los sentidos, provocar pensamiento y habilitar la creatividad como forma de conocimiento. En esa dinámica se funda la vitalidad del Bachillerato Artístico.
Continuar empujando la puerta
“Detrás de la puerta de lo oculto” es una intervención visual que demuestra lo que la educación artística puede generar cuando existe confianza, acompañamiento y visión.
El espacio transformado quedó como huella viva de un proceso que continúa. Cambió la escuela, cambió la mirada de quienes participaron y cambió también la manera de comprender qué significa aprender con el cuerpo, con la mente y con la emoción.
El proyecto le pertenece a los estudiantes, al equipo docente y a la comunidad educativa que eligió apostar por la creación. Detrás de esa puerta, el arte sigue respirando, esperando nuevas manos, nuevos ojos, nuevas formas.
La comunidad salteña le agradece a las personas que hicieron posible que esta idea se materializara:
Directora de la Escuela de Administración y Servicios (Utu): Profesora María Alejandra Ferreira
Adscripto del Grupo: Profesor Darwin Monzón
Docentes colaboradores: Profesora Beatriz de los Santos; Profesor Ramiro López; Profesor Miguel Gonzales; Profesor Salomón Reyes; Profesor Gabriel Fagian.









