Augusto Favier Forti: un artista e inventor por excelencia

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    «El verdadero mérito está en crear,
    es lo que nos da vida propia»

    «El verdadero mérito está en crear, es lo que nos da vida propia»

    Camino a los 80, mantiene la llama de su espíritu creador. Lo entrevistamos en su casa, donde por todas partes proliferan sus cuadros, en los que ha usado a lo largo de su vida, distintas técnicas.

    El collage en papel es producto de singular inventiva donde increíblemente nos sorprendemos al mirar detenidamente ese29 10 12 007 caleidoscopio de colores y figuras que se transforman ante nuestra retina.

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    A gusto nos comparte su historia y con una calidez especial nos deja conocer algunas anécdotas de sus antepasados, vinculados a la histórica y controvertida personalidad de Napoleón Bonaparte.

    “El verdadero don está en aquel que crea algo nuevo” – razona.

    HISTORIAS DE ANCESTROS

    – ¿Hijo de inmigrantes?

    – «Así es…tanto por la línea materna como paterna. Unos italianos y otros franceses.

    Guardo muchas anécdotas de mis antepasados. Por parte de mi padre, el abuelo era armero del ejército de Napoleón en Francia.

    Cuando éste estaba en caída, mi abuelo se vino para América.

    Desembarcó en Buenos Aires y allí se casó.

    Como era armero, se integró al ejército argentino.

    Cuando llegó a Salto, instaló una armería, en donde actualmente está ubicada la Farmacia del Centro en calle Uruguay.

    Me contaron mis primos (siendo yo el menor de todos) que tenía el arma afuera como centro de atracción publicitaria y cuando había revoluciones entre blancos y colorados, lo primero que hacía era guardar el arma, de lo contrario la gente venía y se la llevaba.

    Otra anécdota… cuando ya había formado su familia, el abuelo Francisco, quería enviar a mi padre a estudiar Arquitectura en Francia.

    El tema es que mi progenitor era bastante calavera (risas)… no quiso ir… entonces mi abuelo envió a  su hijo mayor (bisabuelo de Alfredito, dueño de la famosa empresa salteña)».

    Allí estuvo como cinco años.

    Francisco le enviaba desde aquí las libras esterlinas para que pudiera continuar con sus estudios.

    Calculando el momento que estaría por recibirse, se fue a Francia a ver recibirse el hijo y se encontró con la gran sorpresa que éste nunca había estudiado.

    Se pasó paseando los cuatro o cinco años por  toda Europa.

    Tenía un caballo blanco, con el que recorría como gentleman los campos franceses.

    Su padre al enterarse de la verdad, se lo trajo inmediatamente a América y el joven le pidió que le trajera su caballo y así lo hizo…lo portaron en el barco».

    Cuando finalmente arribaron, lo instalaron al blanco equino en un potrero.

    «Mi padre se enojó con el abuelo por la situación… entonces el abuelo Francisco le obsequió un auto para quedar a mano».

    SU ABUELO

    EL «MERCA – CHIFLE»

    Por parte de los Forti, revive un acontecimiento familiar… la familia tenía un taller grande, haciendo cruz con el Club Chaná.

    Allí funcionaba una carpintería y herrería. El jefe de familia también contaba con una chacra protegida por un muro de piedra.

    Iba por las estancias con su carro ofreciendo los productos de la tierra y elementos de ferretería.

    «Cuando iba llegando a cada pueblo, hacía sonar un chifle… por eso lo llamaban el merca – chifle (mercado del chifle).

    Lo cierto es que cada vez que retornaba, se percataba que alguien le estaba robando verduras y frutas.

    Decidió hacer guardia una noche para descubrir al ladrón… de improviso vio saltar por encima del muro a una persona.

    A una escopeta le puso sal y le dio al blanco.

    Cuando el hombre saltó para disparar, lo chumbeó.

    La cuestión es que en ese momento no pudo identificar al individuo.

    Al otro día, vinieron de la Jefatura de Policía a arrestarlo, porque había lastimado a un guardia civil, que hacía la ronda nocturna.

    Lo llevaron preso y el Cónsul Italiano (si tendrían fuerza los inmigrantes en ese tiempo…) lo fue a visitar a Jefatura.

    Mi abuelo le comentó lo que había pasado y éste se entrevistó con el Jefe de Policía.

    Le dijo entonces: las cosas son así, asi y así… si no lo sueltan dentro de las 24 horas, haré venir la cañonera desde Paysandú y desde el puerto haré bombardear la Jefatura – advirtió el Cónsul.

    En menos de 24 horas, entonces lo soltaron».

    EL DESPERTAR DE UN ARTISTA

    CON CAPACIDAD DE INVENTIVA

    – ¿En qué momento se percata de sus dotes de artista?

    – Uhhh… (exclama intentando hacer memoria)… la primera vez que recuerdo tendría unos cuatro o cinco años.

    Mi madre me enviaba a la casa de una profesora con un cuadernito a hacer dibujos.

    La cuestión es que me gustaba y la docente me quería mucho.

    Fue la primera vez que ya me recuerdo dibujando.

    Mi padre, en una oportunidad que fue a Montevideo, me trajo unas acuarelas.

    En la oportunidad del Congreso Eucarístico aquí en Salto, estudiaba en el Colegio Sagrada Familia.

    Se organizó un concurso de todos los colegios religiosos del país.

    Allí me presenté y obtuve el Primer Premio estando en sexto año.

    En el liceo teníamos una profesora… Isaura Pizzarrossa que nos daba clase de Geografía.

    Como tenía yo tanta facilidad para dibujar, me tomó como ayudante para hacer los mapas grandes».

    Como docente de dibujo tuvo más tarde al hermano de Edmundo Pratti y Augusto era quien se destacaba en todos los trabajos y proyecciones… inclusive hacía las láminas de sus compañeros hasta que fue descubierto.

    La estrategia que a posteriori usó el profesor fue la de encargarle un dibujo diferente al de los demás.

    En el tiempo que hizo el Bachillerato, Augusto fue convocado para hacer el plano minucioso de Roma, con tinta china.

    El trabajo fue el destaque de la exposición de los estudiantes de Arquitectura.

    – ¿Qué técnicas le gusta usar para sus cuadros?

    – «Variadas, pero la acuarela no me atrae demasiado. Me agrada el óleo, la tiza, puntillismo con birome y combinación del óleo con repujado en aluminio.

    Lo que más me gusta y es creación propia es el collage en papel».

    Augusto Favier fue docente de Dibujo durante muchos años y anteriormente había sido funcionario de Pluna.

    Fue ganador de varios concursos, bienales y realizó varias exposiciones.

    – ¿Encontró parte de su vocación en la docencia?

    – «Absolutamente. Cuando se creó el liceo al frente del Bernasconi, tuve allí a cargo las clases de Primero, Segundo y Tercero.

    Me llamaron luego del Crandon, cuando estaba ubicado en calle Rivera.

    Llegué a ser director.

    Más tarde ingresé en carácter de profesor a la Escuela Industrial, donde di Dibujo Técnico para Carpintería, Mecánica, Electricidad y Tornería».

    Su invento: el patín de dos ruedas

    Dentro de las actividades que cultivaba como joven de 18 años, tomaba clases de patín en el Club Chaná. «Formábamos un grupo numeroso y lindo… un día se me ocurrió fabricarme un nuevo diseño de patín.

    Yo veía en las películas, los patines que se usaban en el hielo.

    Y me pregunté qué sucedería si construyera un patín con una rueda detrás de la otra (solamente con dos ruedas).

    Así fue que logró el diseño y luego lo patentó.

    Dos o tres años después aparecieron los rollers».

    EL ENCUENTRO CON LAS LETRAS

    Pero como su condición de creador y artista es ilimitada, empezó una nueva etapa con el grupo literario «Perfiles de Salto» y también logró destacarse en las letras, ganando varios concursos y distinciones.

    En certámenes organizados por nuestro medio periodístico, fue acreedor del Primer y Segundo Premio. «El verdadero mérito está en crear, no copiar lo que ya está impuesto – asevera y prosigue – en el liceo solía hacer en las láminas de los alumnos cualquier garabato y que a partir de allí hicieran un dibujo.

    Hacían trabajos asombrosos… increíble lo que lograban hacer.

    Les permitía a los estudiantes llevar una radio, para que pudieran escuchar música e inspirarse.

    Lograba que trabajaran en silencio y concentrados».

    – ¿Hay algún pintor al que admire?

    – «Creo que no… nunca me atrajo hurgar en la expresión ajena… me gusta mucho la delicadeza.

    No tengo facilidad para plasmar la figura humana.

    Ha perdido la cuenta de todas las obras que tiene en su haber… muchas fueron adquiridas por clientes y vendidas en las galerías de arte, hoteles y restaurantes.

    Tiene dos hijos Edgardo (militar retirado y empresario) y Roxana y dos nietos en total.

    Augusto Favier sigue vigente en el camino del arte, tanto en el dibujo, pintura y en las letras, y en cada expresión se recrea y alimenta.

    Hoy integra la Sociedad de Escritores Salteños y además fue quien realizó el Jardín de las Américas, siendo miembro de los Amigos del Patrimonio Histórico.

    Es también socio creador del Museo del Río, demostrando que la inspiración es una fuente inagotable, cuando existe en el ser humano el placer verdadero de mostrar el mundo interior.

    María Fernanda Ferreira

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