Cuando las paredes hablan por si solas

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    Los grafitis en Salto ¿Arte o enchastre?

    En algunos muros y paredes de nuestra ciudad se pueden apreciar frases y dibujos pintados que recogen preferencias deportivas, e incluso palabras obscenas. Algunos también poseen un contenido político o social, y suelen ser realizados sin el permiso del dueño del inmueble afectado. Se suele decir que los grafitis mejoran un lugar en más atractivo, que manejan el humor y la protesta en un espacio que muchos pueden ver. Pero también otros, no pocos, opinan que dañan la visual, ofenden, destrozan y perjudican al propietario de la pared que es “enchastrada”. ¿De qué arte me hablan? ¿Reflejan una expresión política o de identidad de algún grupo?

    Algunos informes expresan que es una práctica montevideana. Algunas personas vinculadas a la cultura salteña manifiestan que en nuestra ciudad no hay grafitis, aunque rescatan la libertad de expresarse, aunque tenga cometidos considerados vandálicos. Otros dicen que “en Salto no hay muros para grafitear”, y alguno recuerda algunas “banditas o barritas que marcaron su impronta local como los “TUFO’S”, los “FIFI’S”  y “SK8”. También recogemos la opinión del director municipal de cultura.

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    En el siguiente informe mostramos la realidad nuestra, la de cada día, en paredes que registran contiendas deportivas (Manya, Bolso) y recogen símbolos sexuales y palabras de alto contenido ofensivo. Estos grafitis ¿son arte o enchastre? 

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    Pared salteña objeto de pintadas. En el caso sede de un centro de estudios.

    Reflejo de lo que sucede en el lugar

    Juanito Conte, artista plástico nacido en Salto, en diálogo con EL PUEBLO dio su parecer y opinión” desde un punto de vista más visual, y como cualquier persona”, ya que no se considera vinculado en profundidad con la técnica y el mundo del grafiti. El primer punto que rescató es que “cualquier tipo de expresión, a si sea buena o mala, de alguna forma tiene su cometido. Estemos de acuerdo o no de que sea un grafiti, son reflejo en detalle de lo que sucede en el lugar. Creo que es el método más accesible”.

    Hoy en día existen un montón de medios como el “Facebook” donde la gente se descarga un montón, y que inclusive utilizan términos como “muro”, que provienen del grafitismo.

    Lo que sucede en Salto es “generalmente una cosa muy inocente, que quizá no sea considerada como grafiti. Es una cuestión como más de atacar, o tratar de herir, que no tiene una construcción de grafiti artístico”.  Lo que sucede generalmente, y quizá sea lo único que se pueda ver en Salto, es pintadas “que la gente hace por otro tipo de cometidos: vandalismo. No lo hace con una característica artística, porque no tiene una estructura estratégica para nada. Y si te ponés a mirar no vas a encontrar grandes dibujos ni grandes frases: no vas a encontrar nada”. Lo que hay en Salto radicalmente es una cuestión de pequeños grupos, reflexionó.

    INICIOS VINCULADOS AL VANDALISMO

    Si te pones a estudiar de cómo se instaló el grafiti “el vandalismo es una de las primeras características de su nacimiento. Lo hacían los yanquis, bandas de una nueva generación que había salido, mezcla del hip hop y otros grupos”. Empezaron a “invadir los trenes, a rayarlos como un acto de vandalismo. Inclusive de hacer protesta en lugares donde sea insólito, en donde se corra más peligro. Y lo hacían los negros: que en esa época era muy difícil poder expresarse”.

    Conte relató un detalle que entiende sorprendente y que es una característica que nació en Salto (es 100 % salteña) desde hace mucho tiempo. Se trata de las pintadas en la calle con motivo de la celebración de cumpleaños de las quinceañeras. Esto es “autóctono cien por ciento salteño. Se utiliza la calle, e incluso recuerda que en algún momento se pidió autorización en la Intendencia para que se cortara el tránsito, para no molestar”.  Entiende que esto “tiene mucho que ver con el grafitismo, porque se aprovecha un lugar que es la calle, no es un muro. Es una cosa a la que debería de prestarle más atención para poder investigar”. De los lugares del país que ha recorrido el artista se podría establece que “se incrementó mucho y se ha hecho tradicional”. 

    Igualmente nos aclara que hay que “ver bien que es un graffiti y que es un mural, porque no todo lo que es dibujo en la calle es graffiti. El término viene de grafo, de un pomo, de un tacho. Después tenés la pintura pincel, luego hay muralismo, esténcil, y otro montón de ramas de intervención urbana.

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    Frase en otro centro de estudios.

    Lo dijo profesor de Diseño y Comunicación Visual de UTU

    En Salto “no he visto un graffiti bueno, pero tampoco hay un muro que valga la pena pintar”

    Diario EL PUEBLO consultó sobre la realidad de los grafitis al profesor Reinaldo Ulrich, que dicta clases de Diseño y Comunicación Visual en la Escuela Técnica de la UTU en Salto. Comentó que “acá en Salto no ha visto grafitis. Se pintan cosas por partidos de fútbol o por cosas políticas, pero realmente un dibujo de graffiti todavía no he visto”. Para el profesor el graffiti es “un motivo de expresión cuando no tenés otro lugar donde expresarlo. Vendría a ser como un arte callejero, que no entra dentro de ningún lado”. Que no se den en Salto puede ser “porque no es necesaria tal apropiación de los muros o porque no hay muros como para ponerse a pintar, no hay mucha pared como para andar haciendo grafitis”.

    NO ESTÁN PASADOS DE MODA

    Entiende que no es un tema pasado de época “sino que cada vez los grafitis siguen mejorando mucho más. Aparte se encuentran chiquilines en distintas partes del mundo que a través de los grafitis muestran los problemas de la ciudad”. Es algo integral ya que “importa lo que estás dibujando y las letras que estás usando, es un conjunto. Algunos diseños no son tan agresivos, pero la gran mayoría son letras muy fuertes, que demuestran algo reprimido que se quiere sacar para afuera con bronca, pero con un diseño que no deja de ser bueno”.

    NO HAY MUROS

    En Salto, admitió, “no he visto un graffiti que haya dicho qué bueno, pero tampoco hay un muro que valga la pena pintar. El graffiti tiene que lucirse. Tampoco hay una estación de trenes, con vagones abandonados o en uso para ir mostrando”.

    Lo de los grafitis no es una cosa que “vayas a un lugar y lo estudies. Nadie te enseña a hacer un graffiti. No es como en clases de diseño gráfico en donde uno explica como armar algo y porque se tiene que armar de esa forma. Para que tenga un impacto visual sobre la persona que la incite a que compre o adquiera algo. Pero con el graffiti no se está diciendo que se adquiera o consuma algo, se está expresando, de una forma realmente linda, problemas urbanos”.

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    ¿Arte o enchastre? Grafitis ocupan buena parte de este inmueble en nuestra ciudad.

    Los “TUFO’S”, los “FIFI’S” y los “SK8”

    Juanito Conte recordó una época pretérita en Salto, sobre los años ‘80 y ’90. En esa época en Salto había algunas banditas de jóvenes. Unos eran los “Tufo’s” y “Fifi’s”.

    Fernando Alonso, ex jerarca municipal en la anterior administración, hombre vinculado a la cultura en el departamento y docente de Diseño Gráfico de la UTU, también comentó que estos grupos más que nada “grafiteaban su nombre en todos lados, no había mucho más que eso”. Los jóvenes “eran más que nada del Cerro”.

     “SK8”

    El propio Alonso hizo referencia, al igual que Ulrich, a un grupo de jóvenes que “era la barra que hacía “skate”, deporte callejero que se practica preferentemente en una superficie plana, en cualquier lugar donde se pueda rodar, ya sea en piscinas, escaleras o simplemente en la calle. Era una barra de jóvenes que se movió hace unos dos años, que se juntaron en la zona de la plaza de los Recuerdos, y que había hecho unas pintadas en algunas paredes enfrente del IPOLL (liceo 1).

    Alonso recuerda algunos espacios en donde era común ver grafitis: el edificio de la actual Universidad Católica (en calle Artigas y Misiones), el muro de la cancha de básquetbol del Club Chaná (en calle 19 de Abril y Luis Alberto de Herrera), en las paredes blancas de los galpones que estaban antes de la construcción del Supermercado el Revoltijo, el monumento a Gardel. Reconoce que no había muchos espacios en la ciudad.

    Conte recuerda un graffiti en una esquina de la avenida Barbieri que rezaba “Mi abuela tiene un biombo ¿y la tuya?”.

    También recuerda que hubo otra gente que le pintó los bigotes a Gardel en la zona del puerto.

    Los grafitis son espacios de expresión donde se inscriben la historia, las ideologías y las identidades

    En un trabajo escrito por Ariela Epstein, “Los graffitis de Montevideo, apuntes para una antropología de las paredes”, se expresa que “los muros son espacios de expresión donde se inscribe la historia, las ideologías y las identidades, constituyendo una fuente interesante para abordar las diferentes culturas de la ciudad”.

    APROPIACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO

    Se sigue expresando que “son una manera de apropiarse concretamente del espacio público, de participar del diálogo social. Los discursos murales están así vinculados al tema de los imaginarios colectivos y del sentimiento de pertenencia, que cuestionan o reivindican cierta cultura nacional, cierta cultura urbana y varias subculturas más o menos marginales.

    ADIÓS A LA FRASE INGENIOSA

    El mismo trabajo reconoce que “el graffiti “clásico”, que recoge la frase ingeniosa o impactante, se va reduciendo cada vez más a inscripciones personales, auto-referenciadas o identitarias. Son marcas de sí o de pequeños grupos, que ocupan la ciudad de una nueva forma, en una búsqueda de reterritorialización.

    Práctica básicamente montevideana

    En el libro “Imaginarios y Consumo Cultural, primer informe nacional sobre consumo y comportamiento cultural”, del año 2002, en el que se hace un trabajo de campo sobre nuestro departamento, los autores abordan “fenómenos nuevos o contemporáneos de la sociedad o de la cultura uruguaya”.  En ese sentido el informe buscó “saber si los graffitis eran una práctica cultural transgresora y si se desarrollaban en la capital o en el ámbito nacional”.

    Se consultó si “los graffitis son una forma de arte” y la mayoría estaba en desacuerdo con el concepto. El 40% de los encuestados en el interior está de acuerdo en prohibir las pintadas. Queda demostrado que “se trata de una práctica cultural básicamente montevideana y fuertemente vinculada a la clase de ingresos medios”.

    Juanito Conte por su lado también nos comentó que “Montevideo, por ser la capital, mueve un montón de grupos de artistas y hay un montón de grafiteros”.

    El grafiti recoge la protesta

    El profesor Ulrich entiende que el grafiti “es una especie de símbolo de protesta”, en coincidencia con Alonso que agrega: “los grupos de grafiteros entienden que el espacio visual urbano es utilizado por el comercio y el mundo mercantil con total propiedad, ya que si se paga se puede poner un cartel donde quiera. Entonces el grafitis es entendido para alguien que no tiene la posibilidad de pagar pero tiene el mismo derecho de dejar un mensaje en la vía pública. Unos le dan una veta más artística y otros más de mensaje”.

    VINCULACIÓN AL ROCK NACIONAL

    A nivel nacional se entiende que la cultura grafiti está vinculada a la movida del rock nacional. En ese sentido hay un disco, nos indicó Alonso sobre el año 1987 aproximadamente, que se llamó Grafiti, y reunía canciones de muchas bandas que estaban en la movida como “La Chancha Francisca” y “Los Tontos”. En esos tiempos el grafiti no tenía mucha expresión artística, sino que era más que nada denuncia tanto contra la dictadura como contra algún ministro que aplicaba las razzias (el Dr. Antonio Marchesano).

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    Grafiti político en una esquina de la capital

    Varela a los pies de Marcelo Tinelli

    Hace unos meses algunos medios de prensa capitalinos recogieron el detalle de un grafiti que lucía en las fachadas de varios centros educativos en donde se podía apreciar al empresario y conductor argentino Marcelo Tinelli sometiendo a José Pedro Varela.  El edificio de la Facultad de Arquitectura y el liceo Zorrilla lucían a Tinelli con un pie sobre la espalda de un agachado Varela.  Incluso dicha “intervención urbana”  circuló por Internet, generando un debate bien interesante.

    TINELLI SI, VARELA NO

    El grafiti apuntaba “a que la gente le importa más quién está nominado en algunos programas, quién está peleado con quién, qué fue lo último que hizo Ricardo Fort, más que la cultura, el arte o la literatura”, expresó Álvaro Grasso a los colegas capitalinos. Además, se agregó, «la gente no distinguía a Varela y sí sabía quién era Tinelli. Es un tema más que complejo y da para discutirlo a fondo», afirmó el creativo. Se explicó también que “el público quiere ese tipo de televisión, de saber sobre escándalos y estar pendientes de la vida de otros, pero advirtió que eso también trae un riesgo ya que en esos programas las mujeres exponen sus cuerpos de forma explícita y afirma que eso repercute en las jóvenes. ¿Y por qué Varela? Porque hoy en día se lee menos, ya no hay valores culturales y la familia se sienta a cenar en torno a una tele, explicó el creativo. Y también por eso eligieron centros educativos para las imágenes.

    Fue un trabajo para una clase de creativos publicitarios.

    Comentando el referido grafiti Conte expresó que “este tipo de grafitis tiene una estructura, una base, una idea a plasmar. Tiene un mensaje brutal: Tinelli poniéndole la pata encima a José Pedro Varela. Está buenísimo”. Finalizó indicando que “esto no se ve en Salto”.

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    Grafiti que luce en varios centros educativos de Montevideo, Marcelo Tinelli se apoya sobre la cabeza de José P. Varela.

    Mario Kroeff y los «graffitis» de Salto: más enchastre y vandalismo que arte

    El Director de Cultura de la Intendencia Departamental de Salto no tiene dudas al calificar lo que aparece en Salto “es más enchastre y (expresión de ) vandalismo que arte”, expresó al ser consultado al respecto por EL PUEBLO.

    Mario Kroeff fundamentó su concepto al señalar que para él “no se trata de enchastrar monumentos y lugares públicos  privados para cualquier cosa”.. Es por eso que no acepto ni graffitis ni pegatinas, ni nada parecido que se instale en estos luares, manifestó.

    “Y mire que soy respetuoso de lo que es el arte callejero, de los murales, por ejemplo, que para mí tienen cabida en la cultura popular y democrática, pero creo que lo que tenemos en Salto poco y nada tiene que ver con esto”.

    Yo entiendo – agregó Kroeff – que debería de instrumentarse ciertas pautas, ciertas condiciones para albergar estas manifestaciones de arte popular, callejero.

    Es más, hay ciudades que tienen sitios determinados a estos efectos, donde hay artistas populares de arte callejero que se expresan y usan estos lugares para manifestarse.  En esta línea pienso que hay sitios y elementos urbanos, públicos y privados, que podrían habilitarse a estos efectos, bajo determinadas condiciones. Pienso en los silos, en los tanques de OSE y otros elementos urbanos que bien podrían servir para estas manifestaciones. En este sentido, cuando se trata de manifestaciones debidamente ordenadas y respetuosas del derecho de los demás, estoy de acuerdo, pero no cuando se aprovechan algunas facilidades que se encuentran actualmente para escribir incluso obscenidades y manifestar un vandalismo que de ninguna manera puede compartirse, porque en el fondo es una manifestación de violencia que no respeta nada, agregó el Director de Cultura de la Intendencia de Salto.

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