Que alguien cobre mensualmente – así sea por una única vez- una suma cercana a los 190 mil pesos, por concepto de sueldo, viáticos, horas extras y demás, constituye de por sí un escándalo. Pero es mayor este escándalo si el Intendente lo apadrina.
Ha sucedido recientemente en Artigas y pasados algunos meses no hemos sabido mas nada del tema. Es demasiado grave para ocultarlo y para ignorarlo.
No sabemos si hay algo irregular, aunque el Intendente afirme lo contrario, pero estamos convencidos que ese familiar del Intendente le hace un flaco favor no sólo a la máxima autoridad departamental, sino a todos los uruguayos, porque de última quien paga su sueldo es el pueblo uruguayo.
Es como si se estuviera convencido que una vez llegado al sillón del intendente, se puede hacer y justificar cualquier arbitrariedad.
En el mejor de los casos diremos que se trata de una injusticia social. La suma cobrada alcanzaría para pagar al menos tres buenos sueldos. ¿por qué lo cobra sólo una funcionaria? El hecho que lo cobre además un familiar del Intendente, pareja de otro familiar (primo hermano del Intendente), que también trabaja en la intendencia, no es para nada positivo ni beneficioso para un sistema de gobierno, cualquiera sea.
El cambio de posicionamiento del Intendente, debe tomarse como lo que es la intendencia que gobierna; una suerte de reinado donde la única ley es la que yo impongo. Una vez que tuvo en sus manos todos los pormenores del caso el Intendente cambió su posición, de anunciar que tomaría medida y expulsaría de sus filas a quien ordenó este pago, a justificar dicho pago diciendo que no hay nada de irregular.
Es un pésimo mensaje a sus votantes. No sabemos si este aspecto pesa o no a la hora de votar, porque Artigas es un “reino” aparte, donde se vota en base a aspectos a veces muy distantes de lo que se hace en otros departamentos. No pretendemos con esto que se imite a otros, pero si que se tenga en cuenta la idoneidad, la honestidad y sobre todo la justicia social, valores esenciales de cualquier sistema.
Si lo quieren seguir haciendo es cosa de la ciudadanía artíguense. Sólo diremos que nos llama mucho la atención que se tolere este nepotismo (aunque en mayor o menor medida lo hay en todos lados) y además que es como si la mayoría de los votantes aspirara a lo mismo. ¿Dónde queda la justicia social? ¿Todos los uruguayos tenemos los mismos derechos?
Parece ser así en todo el país, excepto en Artigas.
Alberto Rodríguez Díaz