Apuntes en borrador XV

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MINORÍA. Suele pasar que cuando a un amigo le va bien en la vida solemos ponernos contentos por él, así como también sabemos de la reciprocidad en ese sentimiento cuando algo nos sale bien.

Está bueno que cada quien vaya quemando etapas y superándose en cada una de ellas. Hay quienes, de pronto, tienen su camino más empinado o tan solo se trate de una mala racha que pronto pasará. Los verdaderos amigos solemos preocuparnos y ponernos a la orden de quien la viene pasando mal. Tratar de ser un paraguas cuando la lluvia es más intensa. Está en nuestra naturaleza querer ser cada día mejor persona, y eso pasa por no medir consecuencias ni esperar nada a cambio cuando hacemos algo bueno por los demás. No calculamos lo que hacemos, es algo que surge de manera natural y espontánea, casi sin pensar.

Por otro lado, vemos que hay otro tipo de personas, esas que cuando las cosas les va bien no son capaces de preocuparse por quienes no están en su mejor momento, mucho menos dar una mano cuando el otro la necesita. Es el mismo tipo de persona que cuando a alguien le va mejor enseguida pone objeciones o trata de aplastar su victoria personal. De esos que se comparan con los demás y nadie puede ser mejor que ellos, ni siquiera por mérito propio. Se trata de los mediocres, de las personas tóxicas, de los que envidian la suerte ajena. Por suerte son los menos, aquellos que siempre ven el vaso medio vacío en vez de medio lleno, son resentidos, los que nunca serán recordados por haber hecho algún tipo de aporte positivo a la sociedad en la que viven.

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LADO. Se trata siempre de elegir de qué lado estar. Si de aquellos que construyen o de aquellos que prefieren reventarlo todo, incluso a ellos mismos. Se trata de ser, nada más y nada menos que mejores personas. Aspiro a estar siempre del lado de los constructores.

Justamente, y sin tener mayor conocimiento en la construcción, no me cabe duda que el simbolismo de ser albañil de nuestro propio destino es más que sugerente. Si ese templo que trabajaremos por levantar es nuestro propio ser, cuando coloquemos ladrillo por ladrillo en las paredes que alzaremos se valorará de manera especial, porque se tratará de reconocer nuestro particular esfuerzo y sacrificio que estaremos poniendo a prueba.

Los tóxicos no saben nivelar sus vidas, por eso tienen sus muros torcidos o inclinados, clara representación de la falta de rectitud en su vida, donde los valores éticos no son otra cosa que moneda de cambio en una vida que han prostituido por elección propia. Son quienes prefieren los atajos, los mismos que han tomado sin darse cuenta que suelen terminar en callejones sin salida donde terminan bloqueados.

En ese caso, siempre estaré por mi propia elección en la vereda de enfrente. Lo bueno de esto, es que, tras casi 24 años de estar en el periodismo, el pueblo también lo nota.

Hasta la semana que viene…

Por: Leonardo Silva

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