Muchas veces nos hemos ocupado de estos temas y hasta el momento no notamos cambio alguno. Es el cuidado de la naturaleza. Mejor dicho, el trabajo de mucha gente que asume el problema y voluntariamente trata de enmendar el daño que otros irresponsablemente ocasionan.
Hemos aprendido que muchas veces lo que se considera un pequeño daño, una pequeña infracción, sumada a muchas más pequeñas” infracciones pueden generar un gran problema, como el caso de los “puchos” que se arrojan en la calle y luego aparecen en la playa.
Muchas veces hemos insistido en la necesidad de establecer sanciones severas, no pecuniarias, a los individuos que inconscientemente tiran fuera de lugar sus propios desperdicios.
Hay quienes entienden que un papelito o un pucho más o una bolsita de nylon ”no moverá las agujas del reloj” en este sentido. Pero debieran tener cuenta que lo que sí puede mover las agujas del reloj es la actitud, el grado de conciencia que demuestre un individuo en estos casos.
Los uruguayos ponemos en grito en el cielo, cuando notamos que la causa de la mayor incidencia de las inundaciones hoy la constituyen las tapitas de refrescos, las bolsitas de nylon, o los envases de plástico vacíos, y miles de obstáculos más, fruto de desperdicios del hombre, que obstruyen por completo los desagües.
Sin embargo, hay personas que siguen tomando los cursos de agua como verdaderos basureros y allí depositan residuos de toda clase. Lo que se advierte a nivel personal, también se replica luego a nivel industrial y estos cursos de agua se vuelven nauseabundos.
Días pasados nos ocupábamos en estas columnas de la tarea de limpieza iniciada por la Intendencia de Montevideo de los cauces de los arroyos Pantanoso y Miguelete, cuyo olor nauseabundo caracteriza a determinadas zonas de Montevideo.
Luego se estableció la polémica ¿quién debe pagar esta tarea? Tenemos muy claro que lo que se ha hecho constituye una infracción, una falta que debería ser sancionada, porque quienes sufrimos las consecuencias somos todos los uruguayos. O sea, quienes sufrimos estas irregularidades somos todos los uruguayos y algún día esto deberá cambiarse, sancionarse o penarse a quien obre de esta manera.
Tenemos que aprenderlo. Queda mucho por hacer en este tema. Pero para nosotros la cuestión es muy clara: quien destruye o daña paga. No hay otro camino.
A.R.D.
Antes que sea demasiado tarde
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