Como recuerdo, barrio querido,
Aquellos tiempos de mi niñez…
Eres el sitio donde he nacido
Y eres la cuna de mi honradez.
Barrio del alma, fue por tus calles
Donde he gozado mi juventud.
Noches de amor viví;
Con tierno afán soñé,
Y entre tus flores
También llore…
Que triste es recordar!
Me duele el corazón…
Almagro mío,
¡Que enfermo estoy!
Almagro, Almagro de mi vida,
Tu fuiste el alma de mis sueños…
Cuantas noches de luna y de fe,
A tu amparo yo supe querer…
Almagro, gloria de los guapos;
Lugar de idilios y poesía,
Mi cabeza la nieve cubrió;
Ya se fue mi alegría
Como un rayo de sol.
El tiempo ingrato doblo mi espalda
Y a mi sonrisa…

La letra del tango, para los almagrenses «es como un Padre Nuestro», admitía alguna vez el inolvidable «Chino» Añasco, un personaje de esos para siempre en la historia de Almagro. Y entonces, cada 30 de junio reflota casi mágicamente.
Es todo un himno para la barriada.
Para quienes prolongan en el tiempo, el intransferible sentimiento por Almagro.
Pero en el barrio «del Hospital» son realistas porque «tantos de aquellos se fueron para siempre y al club le ha costado incorporar nuevos hinchas. Quedamos menos, de los cientos que supimos ser»
Desde calle 18 de julio y Cervantes hasta la Avenida y Misiones también, acaso la trinchera del afecto de almagrenses de ley «y el bar de Beltramelli que tantos nos juntó».
Ayer miércoles fue el día de los 86 años de Almagro, mientras la vecindad bien entendida «entre el barrio y ustedes los de EL PUEBLO», por eso es que las fotos con cronistas de este diario se fueron compartiendo al paso del día. La memoria colectiva, que le dicen.
El año 1989, Almagro provocando un campañón en la «B», con la Dirección Técnica de Jorge Padrón, la ayudantía de campo de Luis «Pichu» Catela y ese último año de Sofildo Piñeiro.
Los jugadores de ese plantel, entre otros Luis «Toro» Trinidad, Ramón «Para» Bautista, Ricardo Urruzola, Marcelo Nalbarte, José Luis De Freitas y Luis «Pastor» Dávila, ha coincidido en un foco de mira, «porque nos marcó ese año, no solo por lo que el equipo proponía, sino porque tenía respuesta en el hincha».
Las crónicas de la época no traicionan y ese año, fue Almagro por lejos el equipo que generó mayor resonancia en cuanto a la venta de entradas.
Puede estimarse que en cada presencia de Almagro, la asistencia de NO MENOS DE 300 SEGUIDORES. Fue una constante. Y ese equipo del 89, jugaba a jugar….
EL PRACTICANTE
DE LA FIDELIDAD
No hay caso. En la historia, Almagro tiene su impronta. No ha sido de los equipos que transformó al fútbol en una posibilidad de combate. Puede reconocerse para no eludir la expresión tanguera, y esa «gloria de los guapos»…. ¡porque fue guapo para defender un estilo de fútbol, frente a la acción de los que solo apuestan al objetivo de la destrucción por la destrucción misma!.
Una especie de bien entendida Escuelita…la de Almagro.
Mientras la delantera de los primeros años en la década de los 70, se marcó a fuego en el tiempo. La de Raúl «Garbanzo» Acosta, José Pedro Lechini, Humberto Sequeira, Luis Catela y Jorge Wilson «Coco» Aplanalp, sumándose en 1975, Miguel Ángel Oliva, de área y de gol.
En ese 1975, Almagro le bajó el pulgar a un invicto de 15 partidos de Universitario. 1 a 0 en cancha de Nacional, con gol del propio Miguel.
Es verdad que en los últimos años, Almagro ha padecido complejidades institucionales y deportivas. Que a veces cuesta el amparo de su propia gente. Y no por nada los descensos a la «C» se han transformado en consecuencia. Pero desde este año, el fin de rescatar lo más válido de la esencia y que desde la Dirección Técnica de «Maxi» Galván, «sea posible encontrarle la vuelta».
Después de todo, cada 30 de junio se plantea a manera de mandato o de entonación colectiva. Como para que la historia de los guapos, sea algo más que un rescate tanguero. Y más bien parte de una realidad que convoque al orgullo almagrense.
A ley de afecto. Y de vida rojiverde….¡seguro, también!
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
