“Esto es un resumen de trabajos que lo he hecho para mis hijos y nietos, y que les quede uno a ustedes de recuerdo, por haber sido tan amables conmigo…”, esto es parte de la carta (en una letra manuscrita envidiable, que seguramente muy pocos manejan) que nos hizo llegar Marta J. García, junto a una carpeta de unos 40 poemas. La reunión de textos se titula “Sentires II”, en alusión a que ya había realizado hace un tiempo una recopilación similar.
SALTO
Joyas arquitectónicas
deslumbran al visitante
que camina por tus calles
capiteles y frisos trabajados
antiguos mármoles y bronces
en casonas de otros siglos
por doquier deslumbran juntos
con trabajos de artesanos
llegados de allende el mar
¿Y tus rejas? Inigualables
florecen todas.
Cada detalle es arte
tus plazas, tus museos, tus monumentos
los admira el visitante
que siempre vuelve a estos lares
buscando alimentar su alma.
SALTO II
Naciste, naturalmente hermosa
te miras, en tus espejos de agua
y el verdor de tus cuchillas
juguetea entre las piedras
la naciente de un arroyo
que baja desde los cerros.
Tus montes florecen
con espinillos en flor,
pequeñas orquídeas
se muestran
a la sombra del verdor
y el Mburucuyá
extiende sus flores y frutos
y cantan los zorzales
y celebra la calandria
hace coro el cardenal
con su penacho de fuego
y al atardecer,
llama la paloma del monte.
SALTO CHICO
Brilla el agua cantarina
entre oscuras piedras
que fueron lava
una vez,
se posan
las garzas,
vuelven biguas
jugando
en el aire de la tarde.
Y el río conversa
con sarandíes
que lo besan
en la orilla.
Los pescadores
mansamente, recorren el espinel
y provocándolos
salta un dorado
cuando lejos los ve.
Se hace luz,
el milagro del atardecer
y una pátina
de mil colores
se adueña del agua
del espinillo en flor
del niño que juega
en la orilla.
Salto Chico
de mi río,
iluminas mis ojos
serenando mi alma
y te duermes
cantándote tu cascada
la mejor canción
de cuna.
NIÑO ERES TÚ
Luz de amanecer
eres un sueño realizado
una mirada única
entre dos.
Renuevas esperanzas
en un camino
que tendrá
rosas y espinas.
Eres la vida nueva,
eres el hijo ansiado.
Eres tú, Niño
el sueño más amado.
LAPACHOS
En el Salto Oriental
las avenidas rosadas
hacia la fuente convergen,
las “Cuatro Estaciones”
en silencio conversan,
y murmuran de la “invasión rosada”
de la lluvia que el viento agita
y se vuelve alfombra
bajo un cielo claro
y miran las rosas
y miran los malvones
más allá
en un pastel de colores.
Cómo no admirarte
Plaza de los Treinta y Tres
si enriqueces el alma
brindándote entera
llena de vida y color.