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lunes, 2 de junio de 2025
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Alcides Flores, funcionario público, locutor, escritor

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Diario EL PUEBLO digital
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Alcides Flores es un salteño muy conocido sobre todo por su incursión en las letras, como creador de cuentos. Jubilado de UTE, se dedica a escribir y a la conducción de programas radiales. Él protagoniza nuestro Al Dorso de hoy.

¿Cúales son sus orígenes?
Nací el 19 de enero de 1961, entre Belén y la ciudad de Salto. Éramos mellizos con un hermano que falleció al nacer, parece que todo venía complicado y trajeron de urgencia a mi madre en la ambulancia para el Hospital Salto. Alcancé a conocer al conductor, el Sr. Prado, que soldaba calentadores a queroseno «Primus».

¿Cómo era su familia?
Muy humilde, mi madre hacía costuras para mantenernos y era cocinera en la escuela, contratada «de boca» por la Comisión Fomento. Era la única costurera que le hacía pantalones a Don Trinidad, un bolichero gordo que se movía lento, de risa fácil y pesada. Mi padre Jorge Lima, laburador, honesto, respetado… pero ausente la mayoría del tiempo. Cuando se pudo divorciar de su primer matrimonio y quiso ponernos su apellido, nosotros ya íbamos a la escuela. Nos miramos sorprendidos y no quisimos, ya nos conocían así y así quedamos; todos con solo un nombre (a gusto de él) y el apellido materno.

¿Otros recuerdos de esa infancia y adolescencia?
En verano, mi madre y mi abuela iban a lavar ropa al río, y nos llevaban a mí y a mi hermano menor a una zona de piedras donde había chalanas atadas que luchaban entre el viento y la correntada. Yo jugaba en la orilla intentando subirme a las chalanas, pero ante el rezongo de ella me alejaba, pero nuevamente y agarrado de la chalana me iba aguas adentro, iba hasta donde podía y volvía siempre agarrado de la embarcación, de repente perdí pie, caí en un pozo y al intentar salir mi cabeza choca con el fondo de la chalana; pude salir, no sé cómo y nadie se dio cuenta, pero el susto lo tuve. Tengo otras anécdotas pero se las iré contando en algunos de mis cuentos. Con los gurises del barrio íbamos a recorrer las islas, que eran como cinco a las que llegábamos caminando y con el agua por la rodilla. Recuerdo haber encontrado una vasija de barro de los indios en una de ella y también recuerdo cuando una manga de mangangá negros nos corrió para picarnos, bajamos corriendo por una montaña de arena rumbo al agua y allí nos zambullimos, quedamos sumergidos todo el tiempo posible, mientras aquella nube negra zumbaba a flor de agua y cuando asomamos las cabezas ya no estaban.

Posteriormente vivió en otros lugares, ¿verdad?
A los 16 años me diplomé de mecánico automotriz y terminé los estudios en la Escuela Industrial, en Belén no había nada para seguir. Hice changas en la zona para hacer algo de plata para los fines de semana y a los 17 junto a otro 3 compañeros nos fuimos a Montevideo a probar suerte. Me sorprendió ver todo aquel mundo de gente desconocida, autos, calles con semáforos, edificios altos, teléfonos monederos, ascensores. Allí fui adaptándome, me hice fuerte sin tener a quién acudir, le mandaba cartas una vez por mes a mi madre para decirle que estaba bien. ¡No le iba a decir que pasaba hambre y la extrañaba! Trabajé en varios lugares: Tosonotte Hnos., casa de venta de repuestos de frenos, de mozo en dos restaurantes, y por último en la ONDA, de mecánico. Después nos fuimos a Maldonado, allí nació mi primer hijo, Leonardo. Desde ahí salía a trabajar a otras ciudades y pueblos cercanos, lo que me permitió conocer muchos lugares: San Carlos, Mariscala, Aiguá, Minas, Soca, Pueblo Aznárez, Lazcano, Rocha, Cabo Polonio, José Ignacio, Castillo, Chuy, Salinas, Pan de Azúcar, Piriápolis… En 1986 nos vinimos a Salto definitivamente, acá nacieron los otros dos hijos, Franco y Pablo.

Háblenos de su actividad en radio.
Me gusta la radio porque para quien escucha es todo imaginación. Con respecto a «Nosotros», programa que conduzco los sábados a la hora 12 por Tabaré, surgió al notar que la mayoría de la gente invitada a los programas no siempre tiene la oportunidad de decir todo lo que quiere, de hacerse conocer, explica rápidamente lo que está por hacer y termina su nota. Creo que le queda mucho por decir, entonces me surgió la idea de hacer un programa con ese contenido, una entrevista que es una charla con un solo invitado para hablar de todos los temas: cosas sencillas, su profesión, su niñez y adolescencia, su familia, sus logros, sus cosas pendientes, sus objetivos y hasta de sus miedos. Me permite conocer a mucha gente importante de nuestro medio, con historias increíbles, como por ejemplo a un hombre que quedó ciego a raíz de la Diabetes, actores, cantantes, escritores, maestros, psicólogos, médicos, un cazador de serpientes, un ex cura, una madre que perdió su hijo en un accidente… Aprovecho para agradecer al Dr. Horacio de Brum, -Director de Tabaré- que me permite hacer el programa con total libertad.

¿Y en Radio FM?
En la 102.3 los domingos de 10 a 12 hrs. Se llama «Depende» y apunta a la actualidad política, con invitados en vivo. Hay mucho para decir, la gente necesita comunicar lo que siente y ahora mucho más por la pandemia.

¿Cómo es su faceta de escritor?
En el Grupo Literario Horacio Quiroga retomamos la actividad presencial hace poco, tuvimos que estar alejados por un tiempo pero siempre estábamos comunicados y produciendo. El gusto por escribir viene conmigo desde siempre, pero lo empecé a pulir a partir de participar del Taller Literario Horacio Quiroga que dirigía el Prof. Leonardo Garet, fueron diez años muy valiosos y productivos, de allí surgió el libro «Los nombres del cuento», luego en 2014 me animé a publicar «Historias de Tapellara», en 2016 «Después de las palabras» y el último, este es del Grupo Literario en 2018: «Cuentos y poemas de Salto».

¿Sobre qué escribe?
Surge de ver los hechos cotidianos de la vida, historias comunes de lo que le pasa a la gente, por ejemplo de una persona que perdió el diente de oro y nunca supo si se lo tragó, o un hombre que duerme con la luz prendida, eso me llevó a preguntarme: ¿por qué, a qué le tiene miedo? O de ver a un hombre borracho que lleva su moto al costado. Le puse nombre y le di motivos para beber descaradamente. Le invento historias cuando no las tiene y aprovecho esas imágenes para trabajarlas, hacerle agregados y aportes, detalles para que salga un cuento…

¿Cómo ve la movida cultural en Salto?
A un nivel medio, no logramos despegar. Ahora tenemos la excusa del Coronavirus, pero debemos mejorar, aspirando siempre a ser una ciudad turística, con bueno espectáculos nocturnos y de buen nivel, para ofrecerle al turista algo más que agua caliente.

¿Tenemos recursos?, desde lo artístico pregunto…
Hay muy buenos grupos musicales, de Jazz a nivel internacional, grupos de teatro, pero nos falta jerarquizar y salir de lo mediocre, salir del «vale todo». Hace poco fui a un espectáculo de Tango y me dio vergüenza ajena, parecía «La quermés de los sábados». Me puse a hablar con un turista que estaba en Termas con su familia y como le gusta el Tango se vino solo a ver. Estábamos viendo lo que era la previa, con baile de tango y animación, pero muy pobre, tanto que el hombre no aguantó más y se fue. Lo triste es que se fue sin ver lo más importante, la interpretación de Luciano Campos y su grupo que son de nivel Internacional. Hay que cuidar esos detalles. También necesitamos una Feria del Libro, la tiene Concordia, la tiene San José y nosotros no logramos concretar. Principalmente desde verano y hasta turismo necesitamos hacer peatonal calle Uruguay, con teatro callejero, cantantes y artesanos, con locales de comida al paso.
Hay que darle vida nocturna al centro de la ciudad, involucrar a la gente de la cultura. Otro tema que he planteado todas las veces que pude a modo de incentivar y motivar a creadores, compositores e intérpretes, y aprovechando el flujo importante de turistas que se viene cada año a Termas del Arapey y teniendo en cuenta el lugar geográfico en el que nos encontramos: lograr hacer en Pueblo Belén «El 1er. Festival Internacional de la Canción Inédita» que se necesita solo un poco de voluntad política y ganas.
En Belén, en la semana de turismo no hay donde hospedarse, es una vergüenza. Los pobladores se van a acampar y a vacacionar en vez de aprovechar a esos turistas que vienen a Termas del Arapey, pero como no hay mucho para hacer salen a recorrer pueblos cercanos. Espectáculos, ferias, exposiciones hacen falta en esa semana. Ojalá que esto se tome como un simple aporte y aprovechen para dar impulso a la cultura.

Hoy por:
Jorge Pignataro

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