Se llama Mauricio Pozo, es un Director Técnico de fútbol chileno, que suele reflexionar en crónicas sobre el jugador de fútbol y su contexto. Su tiempo amateur y profesional, pero sobre todo enfatiza en el eje central de tantas polémicas: «El jugador, nace o se hace».
Apela por ejemplo, al escritor uruguayo Eduardo Galeano: «Corre, jadeando, por la orilla. A un lado lo esperan los cielos de la gloria; al otro, los abismos de la ruina. El barrio lo envidia el jugador profesional se ha salvado de la fábrica o de la oficina, le pagan por divertirse, se sacó la lotería y, aunque tenga que sudar como una regadera sin derecho a cansarse y equivocarse, él sale en los diarios y en la tele, las radios dicen su nombre, las mujeres suspiran por él, los niños quieren imitarlo, pero el que había empezado jugando por el placer de jugar en las calles de tierra, ahora juega en los estadios por el deber de trabajar y tiene la obligación de ganar o ganar», Eduardo Galeano.
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«NADA MÁS LEJOS DE LA REALIDAD»
Desde EL PUEBLO, es del caso algunos rescates puntuales del entrenador, cuando plantea por ejemplo que «El fútbol, que está iniciándose, tiene una serie de ideas que parecen «leyes» absolutamente equivocadas. Una de ellas es ésta:»el futbolista nace, nunca se hace». Increíblemente es una opinión casi general que sustentan muchos en discusiones futbolísticas. Nada más lejos de la realidad. Como ya hemos explicado, el futbolista no necesita ninguna cualidad especial. Y las que se precisan, se adquieren y mejoran con un entrenamiento inteligente, moderno y adaptado a las características de cada jugador.
Los más dotados futbolísticamente como Messi, Cristiano Ronaldo, Maradona ó Pelé -entre otros- decían «vamos a entrenar», mientras que los demás decían «vamos a trabajar». En numerosas ocasiones se ha debatido sobre las posibilidades que tiene un niño de llegar a ser futbolista profesional. Pero para llegar a serlo, se necesita ser muy bueno. Y ese talento necesario ¿se adquiere? ¿Es de nacimiento?»
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Las interrogantes no faltan en Mauricio Pozo. Leamos. «¿Es más fácil llegar a la élite mundial naciendo con unas cualidades innatas para este deporte? Sin dudalo más adecuado parece ser una combinación de ambas: nacer con unas excelentes cualidades y a base de entrenanamientos mejorarlas, trabajar los puntos «débiles» y llegar a la cima.
Otro aspecto clave es evolucionar. Una vez llegado arriba saber qué aspectos hay que trabajar para seguir estando ahí o incluso llegar más alto. Por ejemplo, Radamel Falcao, con 20 años, jugaba de lateral derecho. Poco después siguió su carrera como media punta o delantero y hoy, apenas unos años después, es uno de los mejores 9″.
«El futbolista no necesita cualidad especial: la clave es evolucionar»
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