Dr. Alfredo Navarro (no vidente)
Esta historia de vida nos lleva al departamento de Rio Negro, concretamente a la ciudad de Young. Hablamos con el doctor Alfredo Navarro, un joven no vidente que llegó a Salto a fines de los ’90 para estudiar Derecho.
Como otros jóvenes, desprenderse de su suelo natal no fue fácil, todo lo que implica vivir con otras personas; primero en pensiones y después pasar a un hogar estudiantil. De primera mano conoceremos la experiencia vivida por Alfredo en nuestra ciudad universitaria.
“Actualmente trabajo en la defensoría de Young, soy una persona ciega desde los 8 años.
Hice un año de rehabilitación, después me integré a la escuela pública No 17, una vez que terminé la primaria pase al Liceo, para en el año 98 irme a Salto y comenzar la facultad de derecho.
Sin el impulso de mis padres no hubiese llegado a recibirme, ellos fueron fundamentales y me alentaron siempre; mi mamá es ama de casas y mi padre es productor rural, son colonos, toda su vida en el tambo.
Soy el hermano mayor, en total somos 4, todos nos recibimos y ejercemos nuestras profesiones; mi hermana es Trabajadora Social, el que me sigue es Perito Agrónomo, el otro es Arquitecto, eso quiere decir que mis padres nos apoyaron en todo y nos dieron una buena educación y respaldo para que logremos nuestras metas.”
¿Cómo llegas a Salto, y como fue la experiencia?
“Mi inquietud de ir a Salto surgió en una charla que tuvimos en 5to año de liceo donde vinieron de la Regional Norte, nos mostraron la propuesta que existía. Por la proximidad con Young en ese momento me gustó la idea, además de que Montevideo está mucho más lejos, vi la posibilidad y me entusiasmé.
Esos meses antes de iniciar, fuimos con mi familia a Salto, hicimos las averiguaciones correspondientes de la carrera.
Durante los años que estuve ahí hice muchos amigos, aún seguimos en contacto con todos ellos, el trato que recibí fue muy bueno, tengo gratos recuerdos.
Los primeros tres años estuve en una pensión, estaba situada en calle Artigas, cerquita de la Facultad, después solicité la beca del Club de Leones la que me fué otorgada, pasé a residir en el club que estaba en calle Uruguay, a unos metros de Zelmar Michellini.
En mi nueva residencia, lo bueno es que había muchos compañeros de facultad, gente conocida, me fuí vinculando con todos, es mejor cuando te conocen porque en el ámbito de estudio te ayudan.”
Partir y dejar tu ciudad
“Cuando me fui de Young a Salto me costó un poco, no voy a negarlo, es todo más grande, mayores distancias, en fin muy distinto a mi ciudad natal.
Fui encontrando personas que están en lo mismo que uno, Salto recibe gente de todo el litoral, eso generó que estuviésemos muy cerca, el buen relacionamiento y esa amistad que construimos es vital para las personas que venimos de otros departamentos (Rivera, Tacuarembó, Rio Negro, Paysandú). Fuimos muy compinches, eso ayudó a no extrañar, me hicieron sentir como en casa.
Estar lejos de tu hogar no es fácil, lejos de la familia y de los afectos, la vida diaria en tu lugar, los vecinos, tus amigos, todo eso lo tenés que superar para lograr el objetivo de culminar la carrera. Los primeros meses se sufre, después te vas acostumbrando.
La carrera siempre digo que la inicié y la terminé porque estuve en Salto; si me tocaba ir a Montevideo el cambio sería mucho más grande, todo mucho más difícil, el apoyo que recibí aquí fue lo que me ayudó un montón.”
El gusto por las letras
“Nunca me gustaron los números, el Derecho fue una materia que me llamaba la atención, era una carrera que me apasionaba. Lo mismo la literatura, estas materias me daban confianza y al mismo tiempo podía darme cuenta de las chances de avanzar.”
Educación para todos
“Tenemos educación gratuita, con igualdades, yo pienso que cualquier persona puede recibirse en este país de acuerdo a lo que ofrece. La carrera obviamente tiene sus costos, pero está claro que vivimos en un lugar donde el estudiante tiene muchos beneficios.”
La familia; el apoyo principal
“Con apoyo con dedicación, con la familia, porque sin ella detrás sería muy difícil, se puede alcanzar lo que nos proponemos. Si mis padres no me hubiesen dado el impulso seguramente no habría terminado.”
Alfredo como muchos jóvenes que vienen a Salto para forjar su futuro, se encontró con la calidez de sus pares, motivo para extrañar menos los pagos que quedaron atrás. El hogar estudiantil de los Leones fue fundamental para seguir y concluir su carrera. Así como el apoyo de su familia que siempre estuvo ahí.
Cómo tantos, está no es una historia más, se trata de un ejemplo de superación.
Somos cuna de profesionales, lugar donde los sueños se vienen a cumplir, generaciones, profesionales, familias, todos detrás de un estudiante que llega a Salto con la ilusión en en la valija y el corazón dividido entre los afectos y el porvenir.