Una nota exclusiva de JUANJO ALBERTI, desde
Montevideo.
MAS QUE CANTANTES, LEYENDAS…
LA CARRERA A LA FAMA
Quedan pocas de éstas figuras de renombre internacional, populares y reconocidas por
el gran público de todo el mundo. Cantantes desde siempre, algunos que
lamentablemente partieron y otros en actividad, que se han convertido en auténticas
leyendas de la música. O hasta en mitos, caso Sinatra o Elvis, de los nombres más
reconocidos. Pero otros han marcado una ruta interminable de sucesos que los han
colocado en una posición admirable de su fama y cotización mundial. Artistas
incansables de tantos shows por el orbe, de millones y millones de discos vendidos,
distinguidos en muchas ocasiones, llegando a las pizarras de éxitos de manera
frecuente. Nombremos a Roberto Carlos, Sandro, Julio Iglesias, Raphael, Charles
Aznavour, Richard Anthony, Claude Francois, y muy pocos más, que no poseen
reemplazantes a la vista, por lo menos. En esa carrera a la fama, la mayoría de éstos
exponentes se iniciaron muy de abajo, llegando por condiciones propias, y porqué no
con algo de fortuna. Por interpretación, personalidad, producción, y selección de
canciones comenzaron un extenso trayecto que hasta el día de hoy los mantiene con
absoluta vigencia.

DE REGISTRO CLARO y RESONANTE
La voz de Charles Aznavour resultó única, tenía su sello particular. Fue un verdadero
embajador de la música, en los pagos del «pequeño gran gorrión» Edith Piaf, su amiga
durante años, acompañándola en giras y grabaciones. Compositor de lujo, diplómatico,
actor, llegó a vender casi 180 millones de discos en el mundo entero, grabando más de
1.200 canciones interpretadas en ocho idiomas, escribiendo 1.000 temas para él y otros
artistas, en una carrera que se extiende por ocho décadas de conciertos, giras y shows.
En los sesenta su registro claro y resonante se metió de lleno en el estilo romántico
cuando lanzó sus creaciones que a la postre se hicieron más populares no solamente en
París sino por el mund, llegando a todos los corazones con grandiosos himnos
impregnados de sensualidad, «Y por tanto», «Venecia sin ti», «La Bohemia», «Apaga la
luz», «Quien», «De quererte así», «Morir de amor», «Isabel», «Quédate», «Yo te daré calor»,
«Debes saber», entre otros, se hicieron oír también por éstos lares, en América, y
España, vocalizados en español. Charles Aznavour, fue y es una eminencia del canto
universal.

UN REFERENTE EN SU ESTILO
Hoy, Raphael es uno de los solistas más activos de los llamados «Divos de la balada
romántica», efectuando tournés por América y Europa de manera constante, haciéndolo
así desde hace casi 60 años de carrera, cantando temas compuestos por el autor y
director musical Manuel Alejandro, quien ha sido de alguna manera el compositor más
cercano al artista de la madre patria. Junto a él se mostró en vivo en los primeros años
de los sesenta en de televisión del Río de la Plata. Raphael interpretando y Manuel
Alejandro tocando el piano, haciendo promoción de «Yo soy aquel»: todo un recuerdo de
la época. En su afán de superarse, el cantante ha registrado duetos con nombres
espectaculares del cancionero: Tom Jones, Charles Aznavour, Paul Anka, Julio Iglesias,
Rocío Jurado, Celia Cruz y hasta la mismísima Gina Lollobrígida, entre tantos.
Exactamente en 1982 recibe un disco de uranio por las superventas de más de 50
millones de discos a lo largo de su trayectoria, premio único en el orbe, entregado
también a Queen y Michael Jackson. En ese tiempo, graba más canciones que se hacen
himnos por todos los sitios: «En carne viva», «Que sabe nadie», y «Como yo te amo».
Diez años más tarde, en 1992 alcanza un excepcional suceso con un lanzamiento de
estilos latinos, «Escándalo», de la autoría de Willy Chirino. Un referente en su estilo.

ARRASANDO CON LOS PRONOSTICOS
Como cantante en solitario arrasó con todos los pronósticos, fue de éxito en exito, de
manera continuada: «Las manos», «Quiero llenarme de ti», «Porque yo te amo», «Como lo
hice yo», «Una muchacha y una guitarra», «Tengo», «Penumbras», «Me amas y me dejas»,
«Rosa, Rosa», «La vida continúa», «Te quiero tanto, amada mía», «Te propongo», «Noche
de amantes», «Trigal», lo registraron con una especie de magia en la interpretación. Su
nombre, Roberto Sánchez, a quien llamaron Sandro. El «Gitano» se inició en tiempos de
rock and roll, en 1960, con Los Caniches de Oklahoma, grabando su primer sencillo
«Comiendo rosquitas calientes en el Puente Alsina», bajo la autoría del propio Sandro,
considerado el primer tema grabado de rock argentino. Tres años más tarde, en 1963
comenzaron a llamarse Sandro y Los de Fuego. Fue tal el suceso y la repercusión del
artista, que en 1966 Sandro comenzó a orientar su carrera como cantante
exclusivamente solista, con un estilo más melódico y romántico, que llevó a la
disolución de la banda, y al estrellato al cantante, dotado de condiciones y con un estilo
muy personal. Idolo de tantas y tantas mujeres enamoradas. Más que un artista, una
leyenda.
UNA FIGURA QUE JAMAS SE APAGO
Aburrido de colgar éxitos en las pizarras de venta y popularidad por el mundo entero,
con más de cincuenta millones de placas colocadas, que le otorgaron discos de oro,
platino,doble y triple platino, sobre casi setecientos temas, entre los que se cuentan de
su autoría y versionados, marca un récord total para Richard Anthony, otro ícono de la
música. Triunfador absoluto en la década de los sesenta, por sobretodas las cosas.
Donde empezó a interpretar canciones de otros artistas, haciéndolas a su estilo tan
particular de entonar, logrando un tremendo impacto en 1968 con «Aranjuez, mon
amour», en adaptación melódica del adagio del «Concierto de Aranjuez», de Joaquín
Rodrigo, con letra de Guy Bontempelli. Recorrió el orbe llevando su presencia en vivo,
aplaudido prácticamente por todos los públicos. Richard Anthony lamentablemente dejó
de existir el 20 de abril de 2015. Tenía 77 años, y hoy su música continúa latente. Juanjo
Alberti. Más allá de la nostalgia.
[email protected]









