Cada vez es más “normal” en el país que autos que fueron robados aparezcan quemados. Que haya víctimas de asesinatos que aparezcan trozados, quemados o semienterrados y no estamos exagerando porque la realidad así lo demuestra.
Estas y otras atrocidades nos debieran indicar que hechos que años atrás era impensado que sucedieran, hoy es la comidilla casi a diario de todo el país. Esto indica inequívocamente que el Uruguay no es una isla y la realidad que se vive en otros países, aquí también nos ha llegado y el narcotráfico, principal preocupación en Uruguay también está en el mapa del pasaje y la comercialización de la maldita droga.
Mientras los políticos se pelean por achacar la culpa a sus contrarios, los delincuentes se hacen la “panzada”, viendo como se desvía la atención de lo que debiera ser la preocupación central.
Y nos explicamos, muertos más o muertos menos, rapiñas más o menos, robos etc. etc. La realidad del país es que estamos mal en este tema. Así hemos estado desde años inmemoriales. Nada más que el delito ha ido evolucionando y lo que antes eran robos simples o descuidos, ahora son rapiñas a mano armada y también cruentos homicidios que no sólo hablan de la decisión de asesinar sino lo que es peor, de borrar todo elemento que pudiera incriminarlos, identificarlos.
De allí la acción de quemar todo para borrar huellas, de inutilizar las cámaras visibles, de cubrirse el rostro u otras partes del cuerpo que sirvieran como prueba.
Cuatro rapiñas a mano armada en pocas horas, todos en barrio Ceibal (que dudamos que tenga algo que ver), con el mismo sistema delictivo. “Aparecen dos en una moto y el acompañante saca un arma con la que te apunta a cabeza y te exige el dinero que puedas portar… En total les insume algo así como medio minuto…”. Esto escuchamos decir a una de las víctimas, todos repartidores que cumplían con su trabajo.
Esto demuestra que todo lo que se hace y lo que se ha hecho, es claramente inútil. Nada, ni nadie puede negarlo, aunque las estadísticas digan que se cometen menos delitos, la realidad indica que el país está muy mal en este sentido.
Mucho tiempo atrás dijimos que tarde o temprano nos llegaría este agravamiento, porque lo que aún no hemos asumido es que la delincuencia siempre va delante de nosotros y hoy sabe que de hallar la forma de que no puedan identificarlos es la forma de asegurarse impunidad. De allí la destrucción de todo lo que pueda constituir pruebas.
Es hora de asumirlo.
A.R.D.
La delincuencia nos está ganando
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