El martes fue la Audiencia Publica prevista en la Ley de Ordenamiento Territorial para los instrumentos de ordenamiento territoriales, en este caso a partir de la iniciativa de modificar el Plan de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sustentable de Salto y su microrregión que promueve la Intendencia.

Sin entrar en el fondo de la propuesta, que dejó gusto a poco y más dudas que certezas, queremos aprovechar la oportunidad para plantear algunas cuestiones generales sobre la planificación de los territorios.
Esta ley del año 2008, marcó algunos hitos importantes que cambian la forma en la que se hacían las cosas.
Define al Ordenamiento Territorial como “el conjunto de acciones transversales del Estado que tienen por finalidad mantener y mejorar la calidad de vida de la población, la integración social en el territorio y el uso y aprovechamiento ambientalmente sustentable y democrático de los recursos naturales y culturales” y se hace con diferentes instrumentos de planificación, participación y actuación, siempre en función de objetivos de interés nacional y general.
Significa que hay una obligación de planificación que condiciona la gestión; que se piensen los territorios antes de usarlos, pero que se piensen para mejorar la calidad de vida de la gente, que entendemos es el fin primero de la actividad política.
Pensar antes de ocupar nos hubiera permitido evitar zonas urbanas o algunas obras de infraestructura en las planicies de inundación, hubiera significado que no tuviéramos cientos de desplazados en los últimos meses. En el Antiguo Egipto ya lo sabían y esas planicies se destinaban a otro uso, a la agricultura.
La ley, establece que para habilitar un fraccionamiento para la venta, deba contar con “abastecimiento de agua potable, de saneamiento y de drenaje pluvial, de suministro de energía eléctrica, alumbrado público y pavimentos” que serán de cargo del inversor y no de los compradores.
Parece elemental, pero no era así y todos conocemos barrios con muchos años que aún no cuentan con esos servicios elementales. Barrios enteros sin cloacas y con aguas servidas en las cunetas (que deberían ser solo para el agua de lluvia) o inundados en las partes altas de la ciudad, porque no existen drenajes, o pavimentos que no son pavimentos.
Pero la ley obliga en lo nuevo, por lo que tendremos que seguir invirtiendo tiempo, esfuerzo y recursos en subsanar los problemas que los territorios y las ciudades han generado a lo largo del tiempo a las personas. Por ejemplo pensar cómo vamos a trabajar el tema de las inundaciones, que en Salto los afectados son casi en su totalidad ciudadanos sin recursos para sobrellevar la situación. Se suman a la situación de alta vulnerabilidad social y la poca planificación para disminuir la amenaza, que en nuestro caso es por el río Uruguay y por las enchorradas en los arroyos.
Pensar antes de hacer nos obliga a pensar que ciudad queremos, a acordar entre los ciudadanos las formas de uso del suelo, la densidad de ocupación, que tipo de espacios públicos, cuan democráticos y accesibles para todos, las calles y sus veredas, las plazas y los parques, los espacios para la cultura y el deporte, la cercanía de los servicios de educación y de salud, qué espacios dentro de la ciudad le dejamos a “más infelices” etc., etc., que los ciudadanos debemos definir tanto a nivel de la ciudad como de las escalas más chicas como los barrios.
Y porque se plantea “el uso y aprovechamiento ambientalmente sustentable y democrático de los recursos” es clave garantizar la participación ciudadana, para la construcción y fortalecimiento de la democracia, a través de la cual no solo se garantice el derecho a la ciudad y sus servicios para todos, sino también para definir qué tipo de ciudad queremos construir.
La participación tiene sus tiempos, tenemos que comprender de qué nos están hablando para luego opinar o incluso preguntar.
Es posible solo cuando se cuenta con información, que tiene que estar al alcance y en forma comprensible para todos. No basta con que esté colgada en algún rincón de Internet. Necesitamos que sea fácilmente accesible y comprensible para todos los ciudadanos, y sobre esa información comenzar un proceso de discusión que incluya la mayor cantidad de gente posible.
Nosotros postulamos una ciudad de y para todos y todas, ciudadanos integrados y sin exclusiones, ni autoexcluidos en barrios cerrados ni excluidos en asentamientos irregulares.
Y eso los frenteamplistas salteños lo prometimos en nuestro Plan de Gobierno y la ciudadanía lo respaldó en las urnas.
Como seregnistas, seguiremos actuando como garantes que se cumpla lo propuesto. No queremos que suceda como el Gobierno Nacional que incumple los compromisos sin vergüenza alguna.
Una sociedad democrática e integrada es posible únicamente en una ciudad abierta y democrática con espacios de calidad para toda la ciudadanía.
Es necesario determinarlo como objetivo, como la utopía al de decir de Galeano que nos fije un rumbo y que mediante la planificación y la gestión caminemos hacia ellos.
Estamos para transformar la realidad y mejorar la calidad de vida de todos y todas, únicamente la planificación y la actuación en consecuencia desde la gestión de gobierno nos permitirá transformar la realidad. Quienes quieran mantener todo como está no lo necesitan, les es suficiente con atender los pedidos concretos.
Por último, pero no menos importante, les deseamos una muy Feliz Navidad junto a familias y amigos.