La molestia de varias personas se hizo sentir estos días por la exigencia del uso de tapabocas en algunos lugares, por parte de funcionarios que no los están usando. Entienden muchos que es una contradicción que además le quita seriedad y respeto al asunto. Pasa incluso en algunas oficinas del Estado; sin ir más lejos lo pudimos comprobar recientemente en la oficina central del Correo, donde no usaba tapaboca ni quien exigía al público que lo hiciera ni los demás funcionarios que allí se veían.
Similar caso ocurrió en un supermercado, donde la cajera solicitó a un cliente que se arreglara el tapaboca -lo tenía, pero un poco por debajo de la nariz- porque había cámaras que estaban filmando y «me compromete», dijo. Hasta ahí, todo bien, lo curioso es que esa misma funcionaria tenía el tapaboca a modo de pañuelo en el cuello.
Un tema del que repetidamente se habla, sobre todo los fines de semana, es el de los contenedores de basura desbordados y el mal olor que desprenden, a veces durante más de un día. Es que mientras la gente siga depositando residuos fuera de los días y horarios que pasa el recolector, el problema no tendrá solución.
La música a muy alto volumen en horas inapropiadas, motiva la queja de vecinos de diferentes barrios. Lo peor es que han llamado varias veces para denunciar lugares concretos y el problema no se soluciona, nos dicen.