Un par de observaciones sobre el tránsito nos hizo llegar días pasados un lector que a diario recorre el trayecto entre el Centro y la Zona Este. Una, que “para estacionar no se respeta la distancia con la esquina, pasa en Blanes casi Brasil…Uno va por Brasil y cuando llega a Blanes, y además ellos tienen preferencia, no se ve quién viene, porque siempre hay autos parados casi en la esquina”.
La otra es que, según él, casi todos los ómnibus que utilizan la parada de Agraciada casi Blandengues, “para salir no esperan que pasen primero los que vienen atrás, prenden señalero y salen nomás, ya sea rumbo al diagonal (Centenario) o para Blandengues, parece que no miraran si viene alguien atrás”.
No tiene que ver con el tránsito pero también es una observación que nos hacía llegar un lector ayer: nos dice que ha visto que muchas oficinas públicas no cuentan con baños públicos. Contaba que ha visto a personas muy mayores hacer largas filas, a las que se le ponen ciertos reparos cuando piden para usar un baño, justamente porque no se cuenta con uno para el público. Esta persona planteaba además, que le parecía un tema interesante para que se ocuparan los ediles.
La caída de un motonetista hace dos o tres días porque se le cruzó un perro en su camino, puso otra vez sobre la mesa la problemática de los animales sueltos. El problema crece, las soluciones demoran.
