La existencia de los famosos contenedores o volquetas de basura, han significado un real avance en la limpieza de la ciudad, aunque no ha solucionado del todo el tema de la mugre que, esa sí, es, también responsabilidad de la gente.
Los mismos están ubicados en varios puntos “estratégicos” y son vaciados a diario -o eso debería ser así-, por funcionarios municipales. Hasta aquí, todo bien.
Pero, constituye un peligro, cuando se los corre de lugar, dejándolos muchas veces sobre las esquinas, quitando visibilidad a los conductores al doblar, o siendo un real obstáculo propenso a ser chocado.
Tanto los vecinos de la cuadra respectiva del enorme recipiente, como los funcionarios encargados de su limpieza, podrían evitar males innecesarios si, al verlos mal ubicados o luego de vaciarlos, los devolviesen a sus lugares adecuados.