Un lector nos hacía notar ayer la necesaria limpieza de aquellos lugares de la ciudad por donde cruza la vía del tren, teniendo en cuenta que varios de ellos casi se han convertido en pequeños montes. Un ejemplo es el cruce que está en calle Artigas al 1900, donde la vegetación resulta además una molestia para la visión de los conductores.
Sin alejarnos mucho de allí, en la misma calle pero al 1800, nos dicen vecinos -y es fácil comprobarlo- que el estado desastrosos de las baldosas sumado a un gran pastizal, hacen que sea prácticamente imposible caminar.
Hay varias gomerías donde se debería tener más cuidado con las cubiertas en desuso: algunas estorban considerablemente el paso de los peatones, pero lo principal es que muchas acumulan agua en su interior, que a veces permanece varios días, convirtiéndose en verdaderos focos de infección.
También, por supuesto, están aquellas gomerías en que se hace un trabajo muy prolijo y responsable en este sentido. Como en todas las cosas, no conviene generalizar.
Estamos en los meses que muchos jóvenes definen qué estudiar el año próximo y ese es el tema de sus conversaciones. Felizmente las opciones son cada vez más, y muchas sin tener que irse de Salto.
