Un hombre criado en el campo, que acostumbra a leer nuestro diario, ayer nos decía lo que ya nos había comentado en otras oportunidades: «acuérdense que el 25 siempre es la despedida del invierno, ese día hace frío o llueve, pero después, fríos grandes ya no hay más hasta el año que viene». Al menos lo de la lluvia, ayer se cumplió; veremos si ya no vienen más fríos.
Precisamente la lluvia puso en duda la realización del desfile por calle Uruguay. Poco antes de las 11, empezaron a caer las primeras gotas. Pero todo se aceleró y se pudo hacer. La picardía de una señora que aguardaba en la equina de Uruguay y Soca: «no estaría mal que lloviera un poquito antes de cualquier desfile, así se apuran y salen en hora».
Más de un integrante de las muchas aparcerías que desfilaron, nos comentaron sobre «la falta de empatía hacia nosotros, de los que andan en auto». Es que ayer de mañana, en las calles andaban muchos caballos y sus jinetes para un lado y para otro, y los automovilistas poco respetaban, nos decían.
Eran las 12.30 del mediodía y una conocida persona no vidente quería cruzar la calle en la esquina de Brasil y Blanes. El conductor de una camioneta se detuvo, y tanto él como su acompañante hicieron señas a quines venían detrás, que detuvieran la marcha, la persona no vidente cruzó, y todos siguieron normalmente. Un gesto a destacar, que llamó la atención de todos.
