Comentamos varias veces las dificultades de no videntes o gente de baja visión para transitar por las veredas, dada la cantidad de obstáculos que hay. Este es un ejemplo claro para comprender la situación: el presidente de ACISA (Asociación de Ciegos de Salto), Carlos Artegoytia, dijo hace unos días en un programa radial que demora más de una hora en caminar de una plaza a la otra por calle Uruguay.
A la cantidad de mesas, bancos, carteles, etc. que molestan para pasar, agregaba que es muy poca la gente que los ayuda para cruzar una calle o en situaciones similares.
Alguien que hace años no venía a Salto (vive en el sur), llegó el fin de semana y se instaló en Arenitas Blancas. Varias cosas interesantes comentaba: los contrastes entre lujosas residencias y precarias casas de madera y chapa que encuentra quien entre en las calles del barrio; el contraste entre la limpieza a mano izquierda (yendo desde el centro), es decir donde están las casas, y la suciedad del descampado a mano derecha, sobre el río, donde hay parrilleros; la cantidad de campamentos de pescadores que hay en la zona, etc.
Otra persona nos decía que a esa zona hubo un tiempo que mucha gente no quería ir porque corría la voz que era el centro de enfermedades como leishmaniasis, dengue, entre otras. Más mito que realidad, ya que esas enfermedades aparecieron también por otras zonas.