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La realidad social muchas veces duele. Ver a ciudadanos recoger basura de las volquetas, madres, padres e hijos, es algo inconcebible.
Existen planes nacionales y deberían existir locales, ya que la gente no puede convivir con tanta zozobra.
Debemos plantearnos como sociedad si esa realidad depende solamente de los gobiernos, o si cada uno de nosotros debemos aportar desde donde estemos.
No es demagogia, es conciencia. Las sociedades civilizadas se ven en cómo tratan a sus niños y viejos.
Hay carencias y faltas. No queremos ver gente comiendo desechos. Queremos ver gente digna y con dignidad.
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