“El que tiene una empresa sabe que por Consejo de Salarios cada seis meses hay un ajuste”
Guillermo Luzardo, Presidente del CCIS

Por su parte, Guillermo Luzardo, presidente del Centro Comercial e Industrial de Salto, pone énfasis en las asimetrías que generan los ajustes salariales realizados con mente capitalina y proyectando los mismos guarismos para el interior del país, además que advierte sobre los avances tecnológicos y la inteligencia artificial en el marco de las relaciones laborales.
– ¿Qué comentario puede hacer sobre los acuerdos alcanzados en el Consejo de Salarios respecto a los nuevos ajustes salariales retroactivos al mes de julio?
– Todo el que tiene una empresa sabe que por Consejo de Salarios cada seis meses hay un ajuste. A veces los ajustes salen rápidos, por ejemplo salen en julio y se aplican a partir de ese mes. Hay casos, como este, en donde se hacen las negociaciones nuevas de las rondas y se demora más, porque también eso es algo que como Cámara siempre intentamos pelear, las negociaciones de las rondas las hacen las grandes Cámaras con los grandes sindicatos que no contemplan a veces todas las necesidades de las PYMES y sobre todo las PYMES del interior. Terminan negociando un grupo representativo de las empresas, pero no del 100% de las empresas. Entonces, como CEDU siempre intentamos cumplir un rol en ese sentido para contemplar las necesidades de las PYMES.
Por otro lado, en cuanto al atraso de la negociación, sinceramente al no participar de las negociaciones desconozco por qué se demoró tanto, y lógicamente implica un costo para las empresas hacer los ajustes retroactivos. Hay empresas, sobre todo las medianas y grandes, que de alguna manera hacen una previsión en base a una estimación de lo que puede llegar a ser el ajuste. Hay otras empresas que hacen adelantos a cuenta también en base a estimaciones para que justamente después el costo financiero no sea tan alto porque aparte de pagar ese aumento retroactivo también se pagan los aportes por ese retroactivo y genera un costo importante para las empresas.
– ¿Hay diferencias entre Montevideo y el interior que no se toman en cuenta en la ronda de Consejo de Salarios?
– Sí, exactamente. Es una de las cosas que hemos reclamado siempre. Se pagan los mismos sueldos en todo el Uruguay cuando en realidad tenemos un Uruguay muy distinto, sin querer desmerecer al trabajador o que el trabajador tenga la oportunidad de ganar más si lo merece. Pero las empresas del norte de Uruguay tienen una realidad muy distinta de lo que son las empresas en el sur, sobre todo en Montevideo y además, que por temas de centralismo, de densidad poblacional, de magnitud económica, de inversiones, tienen otra dinámica, otros ingresos, que acá las empresas del norte no las tenemos y a veces terminamos aceptando siempre lo que negocian otros por nosotros.
– La presencia del Ministro de Economía en Salto, y sobre los anuncios que hizo, ¿dio a entender como que iba a mirar con cierto grado de particularidad a la región al norte del río Negro?
– Sí, exactamente. Creo que el Ministro tiene una visión clara de las desigualdades en el Uruguay y creo que apunta a, no digo corregirlas porque creo que va a ser inviable en cinco años corregir desigualdades que vienen de hace décadas, pero sí por lo menos que tiene la intención de que con algunas herramientas como son la ley de políticas de frontera y algunos otros instrumentos más que va a aplicar el Ministerio de Economía, de alguna manera darle más dinamismo a esta región del Uruguay, para un poco equiparar las desigualdades que tenemos, que es lo que en definitiva necesitamos todos, tanto empresas como trabajadores. Si a las empresas en el norte del país les va bien, tenemos buena dinámica, buenas inversiones, buen flujo, evidentemente que a los trabajadores también les va a ir bien, va a haber menores tasas de desempleo, más tasas de desarrollo, más empleo de calidad. Es toda una cadena, pero tiene que empezar el Estado de alguna manera a promover ese tipo de cambio para lograr una equidad.
– Estas conclusiones del Consejo de Salarios respecto a las pautas salariales que se han fijado, ¿permiten tener una visión optimista de lo que está por delante o todavía hay cierto grado de incertidumbre?
– Yo creo que hay cierto grado de incertidumbre. Obviamente hay muchos desafíos sobre la mesa, tanto para las empresas como para los trabajadores. Tenemos por un lado lo que es la revolución de la tecnología, cada vez las empresas buscan ser más competitivas, en la búsqueda de esa competitividad intentan implementar tecnología y muchas veces la tecnología sustituye mano de obra. Eso es un tema complicado también porque en realidad si las empresas de alguna manera no son capaces en conjunto con los trabajadores de darle empleo a toda la población, las tasas de desempleo suben y es un problema.
También está todo lo que es la inteligencia artificial, si bien es un muy buen paso, es un adelanto de todo, también supone un desafío tanto para las empresas como para los trabajadores para ver cómo nos adaptamos a eso y cómo logramos emplear a todos los puestos de trabajo que la inteligencia artificial puede llegar a sacarnos. Entonces, creo que hay un panorama de incertidumbre.
Hay dos cosas en juego, como dije, la competitividad por un lado, que somos conscientes de que somos un país caro y que para seguir creciendo tenemos que ser más competitivos, pero también tenemos que tener la capacidad de reconvertir a los empleos que se pueden llegar a perder por la inteligencia artificial. Así que son desafíos grandes, y en ese sentido creo que como Uruguay, tanto el sector empresarial como el sector de los trabajadores, tiene que jugar un rol importante en conjunto y buscar soluciones que afecten a los dos sectores.
Visiones sobre el nuevo ajuste de salarios aprobado en la última tripartita
“Ningún trabajador va a ver deteriorado el poder de compra”
Marcelo Abdala, Presidente del PIT CNT

Ante la imposibilidad de conversar con el dirigente del PIT CNT local que originariamente había aceptado, accedimos a un informe del Instituto Cuesta Duarte publicado hace un par de días en la web oficial de la central de trabajadores, donde justamente analiza los ajustes salariales de acuerdo al Índice de Precios al Consumo (IPC) en las tres franjas determinadas previamente por el Poder Ejecutivo, que aclara el panorama que se tiene por delante en esta materia.
Mientras tanto, Marcelo Abdala, Presidente del PIT CNT manifestó en rueda de prensa que “hay que generar claridad de que ningún trabajador va a ver deteriorado el poder de compra de su salario real en este período de dos años”. Veamos un resumen del reciente informe del Instituto de Cuesta Duarte.
Perspectivas para lo que resta de 2025
La trayectoria del salario real medio en el corto plazo depende, en términos generales, de dos factores: por un lado, lo que ocurra con el valor corriente de las remuneraciones y por otro, lo que suceda con la inflación.
En torno a lo primero, dado que a fines de junio vencieron buena parte de las resoluciones de Consejos de Salarios vigentes y alrededor de dos terceras partes de los asalariados privados formales están actualmente negociando sus salarios, lo que suceda con la trayectoria del salario corriente o monetario, en buena medida va a depender de estas negociaciones.
Si bien existe autonomía entre las partes en la negociación, es imposible desconocer el rol que cumplen los lineamientos para la negociación colectiva. No solamente dan una idea de cuál será la posición del Poder Ejecutivo en caso de que las negociaciones se resuelvan por votación o decreto, sino que inciden efectivamente en el proceso de intercambio entre las partes. Ejemplo de esto es el hecho de que, en rondas previas, en el entorno del 80% de las negociaciones finalizaron con acuerdos enmarcados en los lineamientos propuestos por el gobierno.
En esta oportunidad, los lineamientos presentaron una propuesta salarial bien distinta a la de las rondas previas, con ajustes nominales por todo concepto en función de 3 franjas salariales. Por parte del Poder Ejecutivo, esto parece reflejar el objetivo de tender a menores niveles de indexación salarial, aprovechando para esto el contexto de los menores niveles inflacionarios. Asimismo, en la diferenciación por franjas, se apunta a priorizar los incrementos de los salarios más bajos, los que tendrían los ajustes más elevados.
Vale decir, que excepto para la franja de salarios más elevados, la desindexación no es total ya que igualmente se incorporan correctivos por inflación al final de las resoluciones. No obstante, en la medida en que la inflación esperada no está explicitada en la negociación (de hecho, no aparece desagregada en los ajustes salariales); los correctivos operan solamente en más. Es decir, no se trata de correctivos de inflación propiamente, sino que comparan la totalidad de los ajustes con la inflación efectiva, de manera de evitar que al final del período, el salario real sea menor al del punto de partida.
Al igual que sucede al comienzo de cada ronda de negociación, el proceso de negociación y la determinación de los ajustes salariales, suelen tardar unos meses, por lo que es esperable que los ajustes que surjan de estas negociaciones se apliquen –con retroactividad- recién en el último trimestre del año.
La nueva propuesta del Ejecutivo de incorporar ajustes salariales nominales hace que la evolución efectiva de la inflación pase a tener un rol más importante en la determinación de los ajustes. Al incorporar ajustes por inflación esperada y correctivos periódicos, más allá de los movimientos de corto plazo, eso asegura que el ajuste al menos siga la evolución de los precios. El crecimiento o recuperación estará dado por lo que se ajuste adicionalmente, si este componente aparece. Ahora, con ajustes por todo concepto, en última instancia, la evolución del salario real pasa a depender enteramente de la evolución futura de los precios.
En este sentido, la evolución futura de los precios parece ubicarse muy en línea con la meta gubernamental de 4,5% (o incluso algo por debajo) según lo que anticipan las encuestas de expectativas privadas.
De cumplirse esto, si suponemos que buena parte de las unidades de negociación van a incorporar ajustes salariales en sintonía con los propuestos por los lineamientos del Poder Ejecutivo, el salario real crecería algo más de 1% en promedio en los próximos años. De acuerdo con las franjas propuestas, los salarios más bajos –que abarcan a aproximadamente el 30% de los asalariados formales– crecerían en términos reales algo más del 2% anual; el grueso de los trabajadores asalariados (alrededor del 56%) que se ubican en la franja media, tendrían un aumento del poder de compra del orden del 1% anual mientras que para los asalariados ubicados en la franja de salarios más elevada (en torno al 4% del total), mantendrían su poder de compra incambiado.
Dando por válidas estas proyecciones, el salario continuaría creciendo a una tasa promedio anual del 1%, similar a la registrada tanto en el último trimestre como en el último año móvil. Se trata de un crecimiento por debajo del que se proyecta tendría la economía (2,6% para este año y 2,2% para el próximo) por lo que la evolución del peso de la masa salarial en el producto dependerá en última instancia de la trayectoria del empleo. Con estas cifras, el solo mantenimiento del peso de la masa salarial en el producto (el porcentaje de la generación de ingresos total del que se apropian los trabajadores asalariados) implica que el número de asalariados aumente a una tasa algo por encima del 1% anual.
INFORMACIÓN MÁS RECIENTE
El 29 de agosto, el INE publicó los datos del IMS correspondiente al mes de julio de 2025. Para el total del país, registró una variación mensual de 0,38%, acumulada en el año de 5,08% y en los últimos 12 meses de 5,50%. Con una inflación en igual período de 4,53%, el crecimiento del salario real medio fue algo menor a 1%, lo que corrobora las tendencias antes mencionadas.









