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domingo, diciembre 21, 2025

Verónica Palacios | Escuela de Samba: la flor que da su fragancia para que nazca un nuevo carnaval

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Diario EL PUEBLO digital

Verónica Palacios fue Figura de Carnaval en Salto en 2019. Su trayectoria de 17 años en la fiesta se reparte hoy entre la avenida Lecueder de Artigas y la colaboración en la nueva Asociación Civil Salteña de Escuelas de Samba (ACSES). 

¿Hace cuánto participás en carnaval?

Hace 17 años, si bien tuve una vida involucrada siempre con el carnaval, nunca había participado antes. En aquella época mi padre no me dejaba; salían mis hermanos, pero yo no.

¿Por qué tus hermanos sí y vos no?

Es que en esa época eran comparsas y recién estaba empezando todo. La comparsa más fuerte era “La Estrella” y era en mi barrio. Amaba ir a ver los ensayos e iba con mis hermanitos de la mano.

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Pero salir, no.

¡Salir no! Me cayó mal en su momento, pero hoy creo que fue la decisión correcta por parte de mi padre.

¿Y por qué tus hermanos sí podían salir?

Es que el carnaval de frontera la gente lo vive de otra manera. Si bien estamos al norte, el carnaval de Salto fue creciendo muy lentamente e involucrando a la familia poco a poco. A la gente le costó aceptar que el carnaval es del pueblo, es de la familia. En esa década las comparsas casi ni existían; fíjate que la primera se fundó recién en 1987.

Salto Grande es energía, talento y desarrollo

Yo creo que es parte de nuestra evolución como sociedad. Más allá de todo, es un contexto social, no es solamente la comparsa. Era el mundo en el que vivíamos.

Pero eso es producto del contexto social y la tradición en la que fuimos criados. Yo siempre digo que nuestra generación es bisagra: vivimos el antes y el después de la tecnología. Estamos en una transición generacional que implica una evolución personal.

¡Sos muy filósofa!

No sé si filósofa, pero me cuestiono mucho mi vida, mis acciones y para qué me pasan las cosas. Eso es lo que me permite estar plantada desde otro lugar en mi generación, que es bastante difícil. No me considero feminista ni militante de ningún partido, actúo desde lo que siento correcto, moral y éticamente. Busco que mis actos estén alineados con lo que pienso.

Aunque eso a veces es peligroso, la convicción sincera también puede estar equivocada, es bueno dudar.

Por eso yo me cuestiono todo. Me pregunto si me siento bien con lo que hago, si me genera algo positivo, si estoy cómoda y no me culpo cuando no quiero algo.

Es difícil no culparse, no todo el mundo lo consigue.

Yo no siento culpa por nada, porque todo lo que hago es a conciencia de lo que siento en ese momento. Eso es porque lo trabajé: no puedo ser responsable de lo que los demás sientan o de lo que les genere una situación. Eso es de ellos, no es mío. Yo puedo estar bien conmigo, escucharme y respetarme. Así como yo me respeto, respeto a los demás, pero no me puedo hacer cargo de sus reacciones ante mis decisiones.

Vos decís que no hacés política, pero yo veo que las comparsas y escuelas de samba cumplen una función política en el sentido de la convivencia en comunidad.

Tal vez eso que vos llamás política es el vínculo con el entorno.

Veo que las escuelas de samba y comparsas están preocupadas con su entorno, la inclusión y los derechos.

Lo que pasa es que en las escuelas de samba hay muchas mujeres involucradas. Por ende, surgen patrones de conducta distintos a otros ámbitos donde no estamos tan representadas.

Entonces, digamos que el desarrollo de las comparsas y las escuelas de samba están ayudando a que Salto evolucione.

El desarrollo es en conjunto y dinámico, lo que ayuda mucho es la mezcla generacional. Las gurisas y los gurises más chicos permiten que el ambiente sea receptivo a nuevas ideas entre los adultos y los jóvenes.

Nosotros, que somos más grandes, nos tenemos que adaptar a sus costumbres y a cosas que para nosotros estaban más allá del pudor. Es parte de esa permeabilidad para tratar de adaptarnos. Si lo trasladás a la murga o a las escuelas, todo va cambiando por esa libertad de expresión: que la mujer se sienta libre de hacer lo que le gusta sin sentirse juzgada.

Además, la mujer se prepara mucho más, tiene conciencia de lo que implica armar una escuela durante todo un año para competir un solo día, el proceso completo es la escuela. Es todo un trabajo, un sacrificio. Ver de dónde sacás la plata, hacer ventas, cantina, eventos. El ensayo es el momento de comunidad. Y el desfile es el broche de oro, la flor efímera que entrega su fragancia para que recomience todo el ciclo. 

Durante el proceso hay talleres, las escuelas estudian porque quieren crecer. Ese afán de mejorar es el proceso. La clase que tomás hoy es para evolucionar hacia ese día. Hoy disfruto más el proceso que el desfile en sí. Pero los nervios del desfile son los mismos que la primera vez.

Cuando pisás la avenida, ahí está todo lo que hiciste para llegar. Llorás de alegría. No hay palabras para describir la emoción, porque el trabajo de todo el año se vuelca ahí. Hoy en Salto ponés 400 personas en la avenida con una sola escuela.

¿Desfilás en Salto?

Actualmente, desfilo solo en Artigas. Hace 17 años en la Escuela de Samba Barrio Rampla. Formamos parte de los destaques y nos bautizaron —por cómo llegamos ahí— como «Las Trillizas del Rampla». 

Nos vestimos las tres iguales: desde el color de las uñas y las pestañas hasta el pelo y la fantasía. Misma cantidad de plumas, mismos colores, diseño idéntico. No nos distinguen. ¡Y eso que las chiquilinas tienen 28 años y yo 46!

Hablemos ahora de la formalización, ¿Vos participás ahí?

Los presidentes de las escuelas ya venían trabajando juntos desde el año pasado, pero este año decidieron darle formalidad y crearon la Asociación Civil Salteña de Escuelas de Samba (ACSES). Se formalizó en julio.

En marzo me convocaron para colaborar en la parte de gestión: buscar escribana, trámites y todo lo necesario para personería jurídica. También invitaron a Fabricio Ayala y a Noemí Mutti como colaboradores. Nosotros tres somos los «neutrales» dentro de la sociedad, los demás socios son los presidentes de las seis escuelas.

Para mí fue un mimo al alma que me invitaran; significa que la gente me respeta y que puedo tener voz y voto. Lo único que les pedí fue que esto sea realmente para crecer, con un trato profesional y respetuoso.

¿Y cómo ves ese proceso de trabajo entre ellos?

El proceso está muy lindo. Ojalá la gente y los fanáticos pudieran ver cómo trabajamos, en equipo, colaborando entre todos. Hay una dinámica de respeto y un afán para que todas las escuelas crezcan juntas. La búsqueda es, además del crecimiento individual, del crecimiento del Carnaval de Samba de Salto en general. Por ejemplo, queremos mejorar el lugar para el público, que ha sido una lucha constante porque siempre están cambiando de lugar.

¿Cómo viene la burocracia?

La asociación tiene su escribana que se ocupa de la personería jurídica y de cumplir con todos los requisitos legales. La estructura está muy bien armada. Los presidentes ya venían trabajando juntos y siempre tuvieron como ejemplo lo que pasa en Artigas.

¿Vos además tenés título de administración de empresas, verdad?

Sí, tengo varios títulos, el primero fue como enfermera, pero nunca ejercí, seguí estudiando y cursé Administración de Empresas. Además, trabajo en una empresa constructora como responsable del control interno. Soy técnica en gerencia y di clases de contabilidad.

Tenés un perfil ideal para este momento, porque además fuiste Figura de Carnaval en 2019. Contar con a alguien con tu capacidad es genial.

Por eso estoy muy entusiasmada en poder colaborar desde mi lugar.

¿Querés decir algo para finalizar? ¿Algún mensaje sobre este proceso tan lindo que está viviendo el carnaval de las escuelas de samba?

Lo que tengo que decir es gracias, a las personas que siempre me reciben y al cariño que las escuelas tienen conmigo. A veces uno no se da cuenta de todo lo que genera con el tiempo, pero 17 años en el carnaval es mucho. 

No lo había podido ver con claridad hasta hace un par de años. Cuando mi escuela de samba acá en Salto se desarmó y no salió más, tomé la decisión de no salir más como integrante. Quería vivirlo desde otro lugar y ayudar a las demás escuelas a crecer. Por eso quiero concluir agradeciendo por el amor, el respeto y la oportunidad de poder colaborar con el desarrollo del Carnaval de Salto.

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