Universitario 2 Saladero 1
-¿Hay que hablar de justicia o de injusticia?
Después de todo, qué determina la justicia o la injusticia de un resultado. Válida interrogante. ¿Las situaciones de gol? ¿El sentido asociado de ese fútbol a la hora de la pretensión más o menos reconfortante?

Porque Universitario se fue ganando 2 a 0 el primer tiempo y fue la respuesta de un nivel superior. O en todo caso, más productivo. O menos expuesto a la duda.
Universitario necesitaba recuperar el vuelo de su identidad. Lo más próxima posible. Y por momentos la alcanzó, aunque el error fatalísimo en tantas ocasiones: el último pase mal ejecutado.
Por eso, se perdió en el laberinto de la duda. Aunque no le faltó eficacia por dos veces. En el ese remate de Jonathan Jorge que se desvía en un defensor de Saladero, cobra más vuelo la pelota y supera la altura de Leo Fagúndez. El 1 a 0.
Saladero había fabricado un par de situaciones y una neta, cuando Sebastián Cortés mandó la derecha al gol, pero David Freitas se la sacó sobre el palo y abajo.
Ahora….¡eso sí!. Lo de Universitario en materia de segundo gol, para crear las condiciones de un auditorio que aplaudiera de pie, porque Tomás Medina impactó desde casi 40 metros. Pegada y dirección. Todo lo hizo bien. Le dio altura justa y la pelota se metió ligeramente sobre el palo izquierdo de Leo Fagúndez. El 2 a 0.
No hay caso: atreverse es la receta. Y Medina, bien que lo supo.
ESO DE ANDAR GUAPEANDO
¿Cómo un segundo tiempo puede alterarse tanto en relación al primero? Porque Universitario fue «pinchando» las áreas de creación y todo se volvió tosco, a media luz, irresoluto. A tal punto que produjo solo una llegada en esos 45′ finales.
¿Quién se robó de la escena, el creíble Universitario del primer tiempo? Se quedó aislado, en soledad. Confundido. Y para colmo de males, equivocándose en tácticas de contención.
A los 25′, José Carballo vio penal, cuando David Freitas salió a cortar abajo. Del penal sancionado a la ejecución de Barrientos. En esto de ajusticiar, lo de Gastón no es la primera vez. Resolutivo para entrarle a la pelota y romper las piolas.
¡Era lo que Saladero necesitaba para creer! Para sentirse vivo.
Multiplicó la guapeza y el querer. Porque este Saladero de ayer, no fue el apto para regularse sobre la base de la riqueza técnica. Fue al frente como pudo y en la medida que pudo.
En los 42′ después de la vacilación roja, le queda para la derecha a Benjamín Albín y desvía. El mismo «Benja» un par de minutos después, sin poder llegar a esa última estocada.
El hecho es que Saladero pudo empatar. ¿Hubiese sido justicia?
¿Y quién determina la justicia? Pero algo quedó claro: fue un combatiente para torcer la historia. Perdió desde la dignidad en la entrega.
Mientras Universitario ganó sufriendo. No es la mejor manera de ganar.
Pero al fin de cuentas, se gana sobre alguna razón a mano. Por ejemplo, la del primer tiempo.
La del Universitario que pareció volver. Hasta que terminó, en ese arenoso vendaval de su mismísima duda.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-