El Ministerio de Educación y Cultura abrió esta semana la Convocatoria 2025 de los Fondos de Incentivo Cultural (FIC), un instrumento clave para el financiamiento de proyectos artísticos y culturales en Uruguay.
El llamado comenzó oficialmente el 9 de setiembre y tendrá como plazo final el lunes 27 de octubre a las 12 horas. Hasta esa fecha, los artistas, colectivos y gestores podrán presentar propuestas que, en caso de ser seleccionadas, quedarán inscriptas en el Registro Nacional de Proyectos de Fomento Artístico Cultural.
El gobierno municipal como protagonista
La función del gobierno municipal es captar y adecuar las oportunidades creadas a nivel nacional a la realidad única de cada municipio. Digamos que el gobierno nacional genera oportunidades en general y el gobierno municipal las aprovecha en particular adecuándolas a cada territorio.
Porque son las intendencias las que cuentan con la información de los colectivos culturales activos y las necesidades reales de cada comunidad. Nadie mejor que ellas para organizar capacitaciones, difundir plazos y facilitar la vinculación entre artistas y empresas locales, para que la descentralización deje de ser un enunciado y se convierta en una práctica concreta.
Educar a las empresas: un rol insustituible del gobierno municipal
Un aspecto que pocas veces se menciona es que el gobierno municipal es el único que tiene condiciones reales para educar a las empresas locales en materia de mecenazgo artístico-cultural. En muchos casos, las firmas confunden el aporte al Fondo de Incentivo Cultural con prácticas comerciales como el sponsoreo o la publicidad directa.
Esa confusión desalienta su participación, porque creen que apoyar un proyecto artístico debe redundar en un retorno publicitario inmediato, cuando en realidad el FIC funciona con otra lógica: la del beneficio fiscal y la responsabilidad social.
Los municipios, por su cercanía y capacidad de mediación, son los que pueden organizar charlas, asesorar a cámaras empresariales locales y tender puentes pedagógicos entre producción de ARTE y economía.
Al hacerlo, facilitan que las empresas comprendan el mecanismo y, al mismo tiempo, multiplican la base de aportantes, ampliando las oportunidades para los artistas de su territorio.
Los 7 errores más comunes (y su contraparte bien hecha)
1 – Confundir mecenazgo con sponsoreo
El error: pensar que aportar al FIC les garantiza el logo en un afiche o visibilidad comercial inmediata.
La buena práctica: entender que el FIC es mecenazgo cultural con beneficio fiscal, donde el retorno no es en publicidad directa, sino en legitimidad, reputación social y deducciones tributarias.
2 – Exigir contraprestaciones publicitarias
El error: condicionar el aporte a publicidad equivalente al monto donado.
La buena práctica: asumir que el aporte es una inversión social y que cualquier visibilidad que el proyecto otorgue es un valor agregado, no un derecho exigible.
3 – Verlo como gasto y no como inversión social
El error: tratar el aporte como pérdida contable.
La buena práctica: registrar el aporte como estrategia de responsabilidad social empresarial, aprovechando el beneficio tributario y construyendo imagen de compromiso con la cultura.
4 – Negarse a apoyar proyectos del interior
El error: privilegiar solo iniciativas capitalinas y con más visibilidad mediática.
La buena práctica: valorar que los proyectos del interior suelen tener impacto territorial profundo, fortaleciendo vínculos comunitarios y generando beneficios sociales visibles.
5 – Falta de continuidad
El error: aportar una vez, de forma aislada, sin continuidad en el tiempo.
La buena práctica: diseñar una política de apoyo cultural sostenida, con planificación anual, que permita a las empresas posicionarse como aliadas estratégicas de la cultura.
6 – Subestimación de artistas locales
El error: dudar de los artistas salteños y volcarse a proyectos “de nombre” en Montevideo.
La buena práctica: confiar en el talento local, ya que apoyar proyectos de la comunidad genera identificación inmediata de empleados, clientes y ciudadanía con la empresa.
7 – Retraso en los plazos de aporte
El error: dejar el trámite para último momento y frustrar proyectos ya aprobados.
La buena práctica: cumplir los plazos con anticipación, lo que garantiza a los artistas la llegada oportuna de recursos y a la empresa la planificación ordenada de sus beneficios fiscales.
Si querés enviar un proyecto a los FIC y no sabés ni por dónde empezar, sumate a la Red de Artistas y vamos a hacerlo realidad, mandanos un mensaje a [email protected] que te contestamos al toque.
