Franco Ávalos en Universitario. Agustín Suárez en Nacional en el domingo de la «A». El domingo de los cuatro partidos pactados para el complemento de la novena fecha de la primera rueda. Dos en el Parque Ernesto Dickinson y dos en cancha de Saladero.
Sería caer en lo ocioso, pero es verdad que cada partido encierra una expectativa natural, porque se supera ya el 50% de las fechas enmarcadas en el acumulado, con un total de 16. Y tras ello, surgirán los seis equipos que serán protagonistas de la liguilla.

En función de ello, el vencer como cuestión esencial, aunque del dicho al hecho cabría aguardar cual es la distancia. O entre teoría y práctica.
En el Dickinson, con Universitario y Nacional, es el plato más cargado. Porque se trata del primero y el segundo. La regularidad de los dos, por más que en el último partido hayan repartido puntos frente a Ceibal y Salto Nuevo respectivamente. Tiende a ser partido para el rescate y no tienen derecho a fallar. A no producir lo que pueden, sobre todo porque en las últimas fechas en términos generales, más de un desencanto en materia de propuesta.
Partidos que «afilan» y después se derrumban. Universitario y Nacional es propuesta a favor de la resonancia. Auténtica y vital.
ALLÁ POR EL SUR
Si los dos partidos del Dickinson admiten razones previas en pro de lo posible, hay que suponer que los dos juegos en cancha de Saladero, se transforman en invitación real. Con Saladero y Ferro Carril, nivelación en los mandos técnicos. Después del final del ciclo de Fabricio Bassa en Ferro Carril, es el turno de Luis Alberto Avellanal, mientras en el local, la hora de Henry Píriz con Michael Barrios.
Saladero y Ferro Carril llegan heridos y hay que aguardar la respuesta sin más trámite: no hay demasiado tiempo que perder.
Mientras Salto Nuevo y River Plate, en tiempos de palpitaciones, porque el que gana escala y un empate no parece ser negocio saliente.